El humor del stand-up en auge en el Canadá francófono
Una prestigiosa escuela de comedia, el festival anual de risas más grande del mundo y clubes nocturnos que agotan entradas con decenas de espectáculos semanales: en Montreal, el humor es cosa seria.
Cientos de comediantes ejercen regularmente su oficio en esta ciudad francófona, la principal de la provincia de Quebec, luego de que el número de escenarios locales que presentan talentos se disparó en los últimos años.
En Montreal puede encontrarse todo estilo de stand-up imaginable, comedia de improvisación, de actualidad o de observación, con comediantes desde el pionero Tom Green, presentador de un popular programa de MTV en la década de 1990, hasta novatos que intentan encontrar lo que funciona en el escenario.
El público agradecido llena salas en Quebec, donde los espectáculos de humor son la forma de entretenimiento que más público atrae, por encima del teatro, según estadísticas oficiales.
"En Quebec a la comedia la tomamos en serio", asegura a la AFP el humorista Simon Delisle, que vive de su pasión desde hace 12 años.
En el popular Bordel Comédie Club de Montreal, Charles Deschamps, micrófono en mano y con una pared de ladrillos como telón de fondo, lanza un chiste tras otro en una sala repleta, provocando risas y carcajadas.
Inaugurado en 2015, este cabaret de comedia presenta varios espectáculos por noche, por lo general con entradas agotadas, dijo Deschamps, quien también es copropietario del club.
Ante su gran éxito, el cabaret duplicó su capacidad al abrir un segundo escenario el año pasado y amplió sus reservas.
"Es una forma de relajarse", dice sonriente Manuel St-Aubin, de 27 años, un habitual del club.
En el Bordel, "las risas son fuertes, la gente aplaude mucho", observa el comediante francés Certe Mathurin, comparando la expresividad de los canadienses con las audiencias más silenciosas de París.
Mathurin planea comenzar su cuarta gira de comedia en Quebec, a la que considera "la Meca del humor".
"Es una peregrinación para los cómicos: seas francés, suizo, belga... tienes que ir a Quebec porque ahí están a la vanguardia del humor francófono", prosigue este artista de 37 años.
El festival Juste pour Rire se estableció allí en 1983.
- La construcción de un chiste -
Antes de actuar en el escenario, muchos buscan formarse en la emblemática Escuela Nacional del Humor (ENH) de Montreal.
Fundada en 1988, gradúa a unos 30 comediantes cada año, incluido Roman Frayssinet, que tuvo un gran éxito en Francia, y un referente que el actual estudiante Felix Wagner, de 27 años, espera emular.
Dentro de un salón de clases con las cortinas corridas, uno de los compañeros de Wagner ensaya una rutina de comedia. Su maestro, Stephan Allard, le dice que necesita "trabajar en el material para que fluya mejor".
En la ENH también hay lecciones de creatividad, improvisación y gestión de carreras, y cada semana los estudiantes deben presentar en clase una nueva rutina de stand-up de cinco minutos.
Allard dice que la escuela ayuda a los estudiantes a identificar su fibra divertida, buscando inspiración en sus propias vidas, en las noticias o en la cultura pop, y a concentrarse en qué partes "son más divertidas en el escenario".
El programa también contribuye a reafirmar su escritura y a desarrollar un estilo, con una "firma" para diferenciarse de los demás, agregó.
"Ir a la escuela me permitió actuar en clubes de comedia en París, aunque no me conocían", como el Paname o el Fridge, cuenta Virginie Courtiol, una estudiante de primer año que se presenta como "Beurguy" en el escenario.
Esta francesa de 34 años bromea sobre temas como la menstruación y el aborto.
Es un humor feminista en la línea de programas incisivos creados en los últimos años, como el "Womansplaining show", que pretende "destruir el patriarcado, de a una broma a la vez".
En tiempos pasados ese tipo de humor sobre los cuerpos de las mujeres habría sido tabú, pero como dice Deschamps, "siempre hay una evolución".
(Y.Rousseau--LPdF)