Manifestantes exigen justicia tras 10 años del derrumbe de una fábrica textil de Bangladés
Cientos de trabajadores, incluidos sobrevivientes, se manifestaron el lunes en Bangladés para exigir justicia y rendir homenaje a las 1.130 personas que murieron hace 10 años en el derrumbe de una fábrica textil.
El 24 de abril de 2013 se derrumbó un edificio en el que funcionaban talleres de costura que trabajaban para marcas de moda occidentales.
La tragedia del Rana Plaza, una de las peores catástrofes industriales del mundo, puso en evidencia la dependencia de la industria textil mundial de las fábricas ubicadas en los países en desarrollo, donde las condiciones laborales suelen ser indignas.
El lunes en la mañana los sobrevivientes del derrumbe, algunos amputados de una u otra extremidad o lisiados, depositaron ofrendas florales en el lugar en el que estaba situada la fábrica y donde se producía ropa para marcas mundialmente famosas, como Mango o Primark.
Es un escándalo que hayan pasado 10 años y los propietarios de la fábrica textil y del edificio no hayan sido castigados por el asesinato de los 1.138 trabajadores", protesta Niloga, una sobreviviente de 32 años, que revela resentimiento en sus palabras.
"No recibí casi nada. Mi pierna quedó aplastada y no puedo trabajar en las fábricas. Mi esposo me dejó hace cinco años porque no quería hacerse cargo de mis gastos médicos", explica ella, entre lágrimas.
"Queremos una compensación completa y tratamiento médico de por vida, porque hemos perdido nuestra capacidad de trabajo", reclama Shila Akhter, de 42 años, cuya médula espinal quedó destrozada. "El gobierno debería saber por lo que pasamos. Algunos sobrevivientes se ven obligados a mendigar en las calles".
- Lentitud en la justicia -
Desde la tragedia, los líderes sindicales han reconocido unánimemente los avances en materia de seguridad en las fábricas de Bangladés, el segundo mayor exportador mundial de prendas de vestir, después de China.
Sin embargo, criticaron la lentitud de los procesos judiciales, en particular contra Sohel Rana, propietario de Rana Plaza, y una de las 38 personas acusadas por un tribunal de Bangladés por asesinato.
Rana habría obligado a sus empleados a trabajar a pesar de que apareció una grieta en el edificio el día antes de que se derrumbara. Su juicio se reanudó el año pasado, pero es posible que el veredicto tarde varios años.
"Menos del 10% de los testigos fueron interrogados", dijo a AFP el fiscal Bimal Samadder.
Después del derrumbe del Rana Plaza, dos organismos de vigilancia fueron creados para mejorar las normas de seguridad.
Los salarios de los cuatro millones de trabajadores, en su mayoría mujeres, que confeccionan ropa para los distribuidores occidentales también se triplicaron tras la tragedia.
Los propietarios de fábricas de confección de Bangladés dicen que han invertido unos dos mil millones de dólares en la revisión de la seguridad de sus fábricas.
Sin embargo, Laura Bourgeois, de la ONG Sherpa, advierte que las auditorías encargadas de verificar el respeto de las normas de seguridad, podrían estar amañadas.
(F.Moulin--LPdF)