El Parlamento portugués se apresta a despenalizar la eutanasia
El Parlamento portugués se apresta a aprobar este viernes la versión final de una ley que despenaliza la eutanasia, con lo que el país se sumaría a los pocos del mundo que permite a una persona con una enfermedad incurable poner fin a su sufrimiento.
El tema ha dividido a este país profundamente arraigado a la Iglesia católica y enfrentó la dura oposición del presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa, un católico practicante.
Según el proyecto de ley, las personas de más de 18 años podrán solicitar asistencia para morir si sufren una enfermedad terminal y un sufrimiento insoportable.
Solamente cubriría a quienes sufren dolores "duraderos" e "intolerables", a menos de que no se les considere mentalmente capacitados para tomar una decisión.
Se aplicará a ciudadanos portugueses y residentes legales, y no a extranjeros que llegan al país en busca de un suicidio asistido.
El proyecto de ley ha sido aprobado por el Parlamento portugués en cuatro ocasiones en los últimos tres años, pero ha sido devuelto para una revisión constitucional debido a la oposición del presidente.
Una vez votado el texto, el jefe de Estado dispone de ocho días para promulgarlo.
Los gobernantes socialistas se comprometieron a lograr su aprobación esta vez y, de ser necesario, a realizar dos votaciones del mismo texto.
"Finalmente hemos llegado a la conclusión de una larga batalla", declaró a AFP la legisladora socialista Isabel Moreira.
- Rápida aprobación -
Rebelo de Sousa ha vetado proyectos previos por considerar que tenían "conceptos excesivamente vagos", y posteriormente dijo que el lenguaje utilizado para describir las condiciones terminales son contradictorias y requieren clarificación.
La nueva versión de la ley establece que la eutanasia solo está permitida en casos en que "el suicidio médicamente asistido resulte imposible debido a la incapacidad física del paciente".
Rebelo de Sousa pidió a los legisladores precisar quién certificará si un paciente es físicamente incapaz de un suicidio asistido, pero esta vez los legisladores se negaron a modificar el texto.
"La adopción de esta nueva ley ha sido relativamente rápida comparada con otros países grandes", señaló Paulo Santos, miembro de la organización "Derecho a morir con dignidad".
De su lado, los críticos señalan que el tema no ha sido sometido a referendo y esperan que los diputados de oposición vuelvan a pedir a la Corte Constitucional revisar el proyecto.
"Es un capricho de los diputados que no quisieron escuchar a nadie", reclamó José Seabra Duque, miembro de la Federación Portuguesa por la Vida.
La eutanasia y el suicidio asistido están autorizados solo en un puñado de países europeos, incluidos España, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos.
(H.Leroy--LPdF)