Víctimas de inundaciones en Pakistán siguen esperando ayuda
Noor Bibi perdió a su madre, su hija y su casa en las catastróficas inundaciones que arrasaron a Pakistán el año pasado.
Un año después continúa sin casa, vive con lo que queda de su familia en carpas donde estaba aldea de Sohbat Khosa, destruida por el diluvio en la provincia sureña de Sindh.
Noor, una agricultora de casi 60 años, reza para que "alguien con pensamientos honestos nos ayude a construir casas buenas en sitios altos".
Pero las promesas del gobierno de reconstruir las zonas destruidas por las inundaciones de manera que sean resistentes a los extremos del clima, no se han materializado.
Los diluvios del año pasado inundaron un tercio del país, dejaron 1.700 muertos y ocho millones de desplazados.
El cambio climático hace más intensas e impredecibles las lluvias estacionales, advierten los científicos.
- Ausencia de autoridades -
En el distrito de Dadu tampoco se observa una recuperación tras las inundaciones. La infraestructura pública continúa sin reparar y la reconstrucción de casas ha sido dejada en manos de los pobladores o de oenegés.
Islamabad anunció en enero un "Marco Resiliente de Recuperación, Rehabilitación y Reconstrucción" valorado en 16.300 millones de dólares, pero no ha salido del papel.
Donantes internacionales ofrecieron 9.000 millones de dólares, pero la mayor parte es en forma de préstamos.
Las inundaciones también arrasaron los cultivos de los pobladores, privándolos de un ingreso que habría ayudado en su recuperación.
Su esperanza está centrada en la Fundación Alkhidmat, una ONG pakistaní que planea construir unas 30 casas nuevas.
"El gobierno parece no existir aquí, y si el gobierno hace algo, es corrupción", reclamó Ali Muhammad, coordinador de Alkhidmat en Dadu.
Pakistán está actualmente inmerso en una crisis política y económica que ha paralizado todas las iniciativas públicas.
También influyen las décadas de corrupción y malos manejos.
"Reconstruir de una mejor forma es caro, y el daño es colosal", admitió a AFP el ministro de Relaciones Exteriores Bilawal Bhutto Zardari.
Señaló que en la provincia de Sindh, controlada por su partido, "hemos comenzado un par de iniciativas".
"Una de ellas es financiar la reconstrucción de casas mediante oenegés y organizaciones de beneficencia", indicó.
Pero Alkhidmat, al igual que otras dos oenegés consultadas por AFP, no han recibido fondos públicos y dependen enteramente de recursos privados.
- ¿A dónde ir? -
Gracias a los esfuerzos de Alkhidmat se han construido algunas decenas de casas en Dadu, una gota de agua comparado con las dos millones dañadas o destruidas en todo el país en las inundaciones.
La aldea de Bari Baital, que estuvo sumergida hasta noviembre, espera tener 80 casas construidas por la fundación, pero la cifra dista de resolver el problema que enfrentan sus miles de habitantes.
Para enfrentar lluvias futuras, las casas estarán levantadas sobre pilares de ladrillo y tendrán techos reforzados y cemento resistente al agua.
"La gente desconoce completamente el cambio climático", aseguró el maestro local Imtiaz Ali Chandio.
Solo saben que su poblado ha sufrido "inundaciones durante siglos", agregó.
Los pobladores no piensan en mudarse de lugar.
"¿A dónde nos iríamos?", preguntó Abdulrahim Brohi, quien también enfrentó las inundaciones catastróficas de 2010. "Todo lo nuestro está aquí".
"En otro lugar la gente no nos aceptaría", señaló Brohi, quien calcula su edad en entre 50 y 60 años. "No tenemos recursos para reconstruir nuestras casas aquí, ¿cómo vamos a poder comprar un terreno en otro sitio?".
- Repetir errores -
El Valle de Swat, en el noroeste de Pakistán, un sitio turístico de pintorescas montañas, también sufrió con las últimas inundaciones.
Cientos de hoteles, restaurantes, comercios y casas a orillas del río Swat fueron arrasados por la furia de las aguas.
Para evitar que se repita el desastre, las autoridades "prohibieron por completo construir cualquier tipo de edificación cerca del río", dijo Irfanullah Khan Wazir, subcomisario de Swat.
Pero en Bahrain, un pequeño poblado turístico que estuvo inundado, la orden del gobierno es tan débil que los constructores simplemente se la saltan.
Varias tiendas, restaurantes y hoteles han sido renovados o reconstruidos a metros del río. Incluso la mezquita fue reconstruida en el mismo sitio donde resultó severamente dañada.
"La gente construye ilegalmente por las noches los fines de semana, pero (las autoridades) no prestan atención, su silencio es desconcertante", comentó Zafar Ali, gerente de un hotel.
Su propiedad está bajo construcción a 20 metros del río, una zona que asegura fue autorizada.
Ahora está protegida de la inundación por un muro dos veces más alto que el previo. Consideraciones económicas también le impidieron reubicarse lejos de su sitio privilegiado frente al agua.
"Los turistas quieren poder abrir sus ventanas y ver el río", comentó Ali.
Vecinos de Swat también censuran la inacción de las autoridades. El principal camino al río ha sido reabierto, pero grandes partes del pavimento siguen rotos.
Los esquemas de compensación se han limitado a algunas personas que perdieron sus casas. Reciben 400.000 rupias (1.400 dólares), insuficiente para reconstruir.
(P.Toussaint--LPdF)