Tras las trágicas inundaciones de Sudáfrica, los llamados a la oración
Un cielo casi sin lluvia parecía ofrecer esperanza este domingo en Sudáfrica, donde se multiplicaron los llamados a la oración tras unas inundaciones en la costa este que dejaron 400 muertos y decenas de miles de personas sin techo.
La región de Durban, una ciudad portuaria de 3,5 millones de habitantes en la costa este, fue la más afectada y donde se registró la mayoría de las víctimas. Las precipitaciones provocaron importantes inundaciones y corrimientos de tierra mortales.
El domingo, aún llovía en ciertas zonas, pero la intensidad no era comparable a la de los últimos días.
"El riesgo de inundación es escaso en el KwaZulu-Natal [la provincia de Durban] hoy", aseguró a la AFP Puseletso Mofokeng, del instituto nacional de meteorología. "Las precipitaciones desaparecerán totalmente antes del miércoles y hasta el final de la próxima semana", agregó.
Estos últimos días, ministros, jefes tradicionales, el rey zulú Misuzulu Zulu y el presidente Cyril Ramaphosa acudieron a los lugares afectados para evaluar el alcance de los daños y apoyar a los familiares de las víctimas.
En cuestión de segundos, algunas familias perdieron varios de sus miembros por las inundaciones. Niños y bebés que ahogaron o quedaron sepultados por los desprendimientos de tierra. Y muchos siguen desaparecidos.
- "Dios todopoderoso" -
""Enviamos nuestro más sincero pésame a las familias que han perdido a un ser querido. Que Dios Todopoderoso seque sus lágrimas", dijo la viceministra de Asuntos Sociales, Hendrietta Bogopane-Zulu, que visitó la zona.
Los llamados a la oración se multiplicaron durante las reuniones religiosas de este domingo de Pascua.
Cerca de 340 representantes de los servicios sociales fueron desplegados en las zonas afectadas para ofrecer una ayuda psicológica a las víctimas.
Las autoridades siguen distribuyendo alimentos, uniformes escolares y cobertores. Más de 250 escuelas fueron dañadas y más de 4.000 casas desaparecieron del paisaje. Además, 13.500 casas resultaron dañadas.
Los más afectados fueron los habitantes más pobres de los townships, los barrios marginales de la capital. Las casas hechas de lámina o de tablones de madera no aguantaron, además de que fueron construidas en terrenos propensos a las inundaciones.
En algunas partes de la provincia, el agua y la electricidad están cortadas desde el lunes. Algunos habitantes, desesperados, cargaban cubetas de agua sobre carriolas en la carretera. Falta comida y lo que queda se pudrió.
Las donaciones se recogen en todo el país, entre otros en los cuarteles de bomberos e incluyen pasta, comida enlatada y mantas. Y el gobierno anunció una ayuda de emergencia de 63 millones de euros (mil millones de rands).
Las carreteras y los puentes cortados ralentizan las labores de rescate. Aunque continúan, hay pocas esperanzas de encontrar a los supervivientes una semana después del inicio de la catástrofe. El trabajo de los socorristas consiste ahora en recuperar los cadáveres.
Muchos hospitales fueron dañados y no funcionan como deberían.
Sudáfrica suele librarse de las tormentas que cada año azotan a países vecinos como Mozambique y Madagascar durante la temporada de ciclones que va de noviembre hasta abril.
(R.Dupont--LPdF)