Llegan suministros de ayuda al lugar del mortífero desprendimiento de tierra en Papúa Nueva Guinea
Los equipos de emergencia hicieron llegar el miércoles los primeros paquetes de ayuda al remoto lugar de Papúa Nueva Guinea arrasado la semana pasada por un deslizamiento de tierra que puede haber dejado hasta 2.000 víctimas.
Aunque por ahora solo se han recuperado seis cuerpos, el gobierno del país estima que unas 2.000 personas quedaron sepultadas bajo el enorme alud ocurrido en la madrugada del 24 de mayo.
Ya casi sin esperanzas de encontrar personas con vida, los supervivientes de la tragedia iniciaron las procesiones funerarias para sus allegados presuntamente fallecidos.
El operativo de rescate y auxilio se ha visto entorpecido por lo remoto del lugar, la violencia tribal y el mismo desprendimiento de tierra, que ha cortado numerosas carreteras de acceso.
Sin embargo, la agencia de la ONU para la infancia, Unicef, ha conseguido empezar a distribuir productos de higiene, bidones de gasolina y jabón en la zona.
La oenegé World Vision advirtió que las necesidades inmediatas eran comida, mantas, mosquiteras y cobijo para las personas que se quedaron sin hogar.
Entre estos supervivientes crece la frustración por la lentitud de la respuesta del gobierno.
El ejército tardó días en llevar hasta el lugar afectado maquinaria pesada para excavar y muchos vecinos tuvieron que cavar con sus propias manos entre la montaña de rocas y tierra.
Autoridades de la provincia de Enga, donde ocurrió el desastre, han pedido al gobierno declarar una emergencia nacional y destinar recursos para ayudar a la población necesitada.
Pero el primer ministro, James Marape, no ha visitado el lugar y se ha quedado en la capital Port Moresby, intentando desactivar una moción de censura que puede echarle del poder.
"La naturaleza, mediante este desastroso alud, ha sumergido o cubierto el pueblo y, según nuestra estimación inicial, unas 2.000 personas podrían haber muerto en este desastre", dijo Marape el miércoles ante el Parlamento, donde los diputados guardaron un minuto de silencio.
Las autoridades han advertido del peligro de nuevos desprendimientos y están coordinando la evacuación de unas 7.900 personas de la zona.
Hasta ahora, más de 1.000 personas se han visto desplazadas por la catástrofe, según estimaciones de las agencias de ayuda humanitaria.
(R.Lavigne--LPdF)