Chipre, nuevo campo de juego para los exploradores urbanos
Bajo un sol abrumador, los columpios hacen chirriar sus cadenas. Abandonado desde hace 11 años, el parque de atracciones Tívoli en Nicosia es un campo de juego para los aficionados a la exploración urbana ("urbex"), que descubren los secretos de la última capital dividida del mundo.
Para entrar, Christos Zumides tuvo que apartar ramas, trepar un muro y deslizarse entre barras oxidadas. Luego avanza con un paso seguro entre fragmentos de vidrio hasta una pista de karting abandonada.
"Tengo tantos recuerdos. Veníamos en familia", cuenta este investigador emérito en Ciencias, que desde hace ocho años practica la "urbex", la exploración urbana de lugares abandonados.
Chipre es un marco "único" e "ideal", detalla. Más allá de ruinas comerciales como Tívoli, la isla ofrece la particularidad de estar dividida en dos desde su invasión por Turquía en 1974, en reacción a un golpe de Estado de nacionalistas grecochipriotas.
Una zona tampón separa la República de Chipre, miembro de la Unión Europea, de la República Turca de Chipre Septentrional (RTCN), reconocida únicamente por Ankara.
Kilómetros de alambres, "bases militares y puestos de la ONU abandonados -intactos desde hace medio siglo-", avivan la curiosidad de los apasionados de la "urbex", subraya Zumides.
Este deporte clandestino consiste en explorar lugares prohibidos o de difícil acceso. Forma parte del "dark tourism", un turismo controvertido en el que sus adeptos visitan lugares relacionados con catástrofes, tragedias o guerras, explica a la AFP Katerina Antoniou, especialista en turismo.
En Chipre "hay muchas cuestiones éticas, porque (las urbex) visitan edificios abandonados inaccesibles para sus propietarios" por estar situados en la zona de amortiguación, añade.
Pero para Zumides el objetivo es luchar contra el olvido "documentando Nicosia de manera diferente. Se sienten muchas cosas al descubrir un lugar olvidado. Se crea un vínculo con los que vivieron allí", asegura.
Poco a poco, vio esta disciplina poco conocida ganar popularidad en la pequeña isla mediterránea, especialmente por el efecto de las redes sociales. "La gente quiere descubrir la cara oculta de Nicosia, la historia secreta de Chipre", explica.
- Ciudad congelada en el tiempo -
Otro factor que contribuyó a esta tendencia es la reapertura parcial de Varosha, en el sudeste de la isla. Esta localidad costera, apreciada por el "jet set" occidental, conoció un destino trágico cuando el ejército turco la vació de sus habitantes y la rodeó de miradores en 1974.
Desde octubre de 2021, las autoridades turcochipriotas permiten el acceso a algunas calles de la ciudad fantasma, pese a las condenas de la comunidad internacional.
Estrella de la urbex en YouTube, el urbexer (explorador urbano) Bob Thissen no pudo resistir. "Es única. Una ciudad entera congelada en el tiempo. Algo nunca visto", subraya a la AFP el holandés que cuenta con 514.000 suscriptores, afirmando "arriesgar su vida, su libertad y su salud" para hacer urbex.
"¡Por supuesto que no fui adonde los soldados (turcos) querían que fuera! Era fácil escapar a su vigilancia y explorar fuera de los caminos trillados", relata.
Durante sus tres visitas a Chipre, Thissen también cruzó los alambres de la zona de amortiguación, vigilada por la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (Unficyp).
Su objetivo era explorar el antiguo aeropuerto de Nicosia, en desuso desde 1974. Para ello, tuvo que atravesar cables de hierro, correr un kilómetro "sin dónde esconderse" y encontrar una puerta ya derribada.
Teniendo cuidado de "no tocar nada", el explorador entró en la terminal donde filas de sillas cubiertas de polvo esperan en vano a los viajeros.
"Nunca vi algo igual en Europa", recuerda. Una visita "excepcional" que terminó con "un poco de adrenalina ya que los soldados de la ONU nos buscaban. Nos escondimos hasta la noche, y luego huimos", cuenta.
Inspirada por los videos de Thissen, "Kim", una coreana de 28 años, viajó a Chipre en marzo para visitar el aeropuerto abandonado. Esta arquitecta, que no quiere dar su verdadero nombre por miedo a ser despedida, soñaba con "entrar en la zona de amortiguación porque hay una" que separa Corea del Sur y Corea del Norte.
"Pero en nuestro país no podemos entrar sin correr grandes riesgos. Aquí sí es posible", indica.
Para el portavoz de la Unficyp, Aleem Siddique, este tipo de excursión es "completamente irresponsable".
"No es un parque de juegos, es una zona militar. Hay miles de soldados armados a cada lado de la línea" de demarcación, afirma. "Un civil podría ser confundido con un soldado y convertirse en una víctima", sin olvidar los "47 campos de minas aún activos", subraya.
Pero para Thissen, las advertencias de la ONU no sirven para nada. "Si ponen más alambre de púas, los escalaremos", resume.
(C.Fontaine--LPdF)