La diseñadora colombiana Laura Laurens promueve transformaciones sociales por medio de la moda
Desde telas que usaron militares o guerrilleros hasta tintes realizados con hojas de coca. Las creaciones de la diseñadora colombiana Laura Laurens reflejan la complejidad de un país marcado por años de violencia y buscan transmitir un mensaje: la moda es también vector de transformación social.
La estilista, de 41 años, expuso este martes la manera en que concibe la creación de prendas en el parisino Instituto Francés de la Moda, una de las escuelas más reconocidas del sector.
"Mi responsabilidad no es sólo diseñar ropa sino entornos", cuenta a AFP, acompañada por una de sus colaboradoras, Anyi Ballesteros, de 25 años, con quien se conoció en la Feria de Artesanías de Bogotá en 2022.
Ballesteros forma parte de la asociación Agroarte, una comunidad de mujeres tejedoras del municipio El Tambo, en la región del Cauca. La zona alberga extensas áreas de cultivo de hoja de coca, un pilar económico para muchos campesinos que, según la joven, han sido estigmatizados por sembrar el producto base de la cocaína.
Su asociación busca cambiar ese estigma y lo hace usando la planta como tinte natural.
A través de la cocción de hojas y harina de coca, se dieron cuenta de que podían obtener una gama de 96 colores, entre amarillos, verdes, cafés y beige. La idea es ahora "extender los usos de esta planta, cambiar su imagen y la de las personas que la cultivan", explica.
Para realizar algunas de sus prendas, la modista lleva años reciclando telas que han sido usadas por los distintos grupos armados del país y por los militares. En sus uniformes, todos usan "el mismo textil, la misma fibra", destaca.
"Agarraba ese material que tenía ese estigma tan negativo y le daba un giro, convertía el textil en un campo de rosas, lo teñía en azules profundos, lo sacaba de su lugar", recuerda la artista, que lanzó su marca homónima en París en 2014.
- Impactar en los entornos sociales -
La ropa diseñada por Laurens se caracteriza por formas envolventes y dinámicas. Puede ser un vestido verde recogido en elegantes nudos, con un escote en el que se tejieron flores rojas o un bléiser negro con tonalidades de plata. O abrigos ligeros del camuflado militar, pero con elementos que lo transforman, como estampados dorados.
Para la diseñadora autodidacta, las prendas cuentan historias y crean diálogo.
"Es tan fácil ser seducido por la magia de la moda que a mí me interesa usarla para que todos entremos un poco en esa conversación", apunta.
A través de las colaboraciones, busca impactar en los entornos sociales más precarios y marcados por la violencia.
Antes de encontrar a Ballesteros, Laurens trabajó con mujeres transgénero de la comunidad indígena Emberá Chamí del suroeste antioqueño. Las figuras de chaquira creadas por esta minoría engalanan ahora sus prendas. "A través de la moda ellas son ahora modelos y artesanas", explica la modista.
Tras la firma en 2016 de los acuerdos de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Laurens organizó talleres de costura con excombatientes del grupo armado.
Lo mismo hizo el año pasado en la localidad sudafricana de Sharpeville, con supervivientes de la matanza de 1960, en la que la policía abrió fuego contra personas que protestaban contra el apartheid, un régimen de segregacionismo racial abolido en 1991.
En París, donde ha sido invitada con Ballesteros por la Embajada de Colombia, Laurens buscó transmitir esa idea. "La moda es uno de los sistemas más excluyentes. A mí lo que me interesa es volverlo más incluyente", sostiene.
(Y.Rousseau--LPdF)