Gastronomía, política y sentimientos: los taiwaneses se forjan una identidad propia
Con unas hojas de bambú, Ivy Chen envuelve una bola de arroz pegajoso. La profesora de cocina enseña la receta de una empanadilla al estilo taiwanés, un plato distintivo de la identidad de esta isla de gobierno democrático.
Esta cocinera de 66 años ha dedicado casi un cuarto de siglo a defender y difundir la gastronomía de Taiwán ante turistas y locales, a quienes explica cómo platos nacidos en la otra orilla del estrecho, en China continental, se ha convertido en emblema de la isla.
La idea de una identidad taiwanesa distintiva está en la cabeza de muchos votantes antes de las elecciones presidenciales del sábado, que determinarán las relaciones Taipéi-Pekín de los próximos cuatro años.
"Yo soy 'made in Taiwán'. Nací aquí, crecí aquí, conozco todos los sabores auténticos, conozco las tradiciones", dice Chen a la AFP en su cocina en Taipéi.
Su último libro de cocina, "Made in Taiwan", quiere demostrar que "la cocina taiwanesa se sostiene por sí misma" y recoge recetas como los bollos de panceta de cerdo o el tofu apestoso que se venden en los mercados nocturnos de comida de Taipéi.
"El mismo hecho de ser taiwanés es una lucha constante ante los implacables intentos del Estado chino de borrar nuestra identidad", dice en la introducción del libro su coautora Clarissa Wei.
"Nuestra comida no es una subcategoría de la comida china, porque Taiwán no es parte de China", agrega.
Su firme opinión se alinea con el sentimiento de la mayoría de los isleños que marcan distancias con China, aunque esta reclame Taiwán como parte de su territorio.
- Taiwanesa, "sin ninguna duda" -
Después de que el Partido Comunista se hiciera con el control de China continental en 1949, al término de una guerra civil, los nacionalistas del Kuomintang huyeron a Taiwán, lo que provocó un estancamiento político.
Pero cuando la isla pasó de la autocracia a la democracia en los 1990, los sentimientos de la población, que primero había sido educada en la identidad china, fueron centrándose más en Taiwán.
Las generaciones mayores ven la "unificación de China como algo inevitable", dice Liu Wen, experto en historia y etnología en la Academia Sinica.
"Responden a las intrusiones chinas y a los ejercicios militar de forma pasiva porque creen que finalmente (...) Taiwán y China se unirán", explica.
Pero este imaginario se difumina entre las jóvenes generaciones.
En 1992, un cuarto de la población de la isla se identificaba como china. Ahora es menos de un 3%, según los sondeos de la Universidad Nacional Chengchi de Taiwán de los últimos tres años.
La cómica Kylie Wang, que dirige un popular pódcast de noticias, se describe a sí misma como taiwanesa. "Sin ninguna duda", apostilla.
"Nací aquí y amo a mi país, con lo que soy taiwanesa. Mi identidad es taiwanesa", afirma la mujer de 38 años.
- "Esto es Taiwán" -
La cocinera Chen, nacida en 1957 durante el régimen autoritario de los nacionalistas, explica que no siempre existió este sentimiento identitario.
"La comida taiwanesa se consideraba de segunda categoría y el gobierno nacionalista ensalzaba la comida china como la comida adecuada y de alta calidad", explica.
Esto coincidió con un esfuerzo para que la gente hablara solo en chino mandarín en público.
La medida debilitó las otras lenguas de la isla, hogar de pueblos indígenas y descendientes de los tiempos de poder colonial de Países Bajos y Japón, además de los nuevos inmigrantes de China.
El orgullo taiwanés creció cuando la ley marcial se levantó y la isla transitó hacia la democracia.
Cuando Chen Shui-bian se convirtió en el segundo líder elegido democráticamente en la isla en el año 2000, terminando décadas de poder del Kuomintang, sus banquetes nacionales ya incluían platos típicos de Taiwán.
Explicó al mundo que "la gastronomía taiwanesa es bonita, deliciosa", asegura Ivy Chen. "Cuando las políticas cambiaron, la comida también cambió".
Hoy en día, la isla de 23 millones de habitantes defiende abiertamente su democracia, los valores de la libertad de expresión y de prensa, especialmente frente a la presión militar china y las amenazas de "unificación".
Las elecciones locales y legislativas llenan el frenético calendario político de la isla, que también es uno de los pocos territorios en Asia donde es legal el matrimonio igualitario.
"Esto es Taiwán: estamos tan acostumbrados a tener elecciones, tan acostumbrados a tener la política en nuestra vida diaria", dice Wang, cuyo pódcast "The KK Show" cuenta con 400.000 oyentes.
(O.Agard--LPdF)