Arrancan los desfiles en el Sambódromo y los ojos del mundo se posan en Rio
El éxtasis se apoderó del Sambódromo y miles de personas estallaron de júbilo con el arranque del desfile inicial el domingo, en la primera de dos noches del espectáculo que puso a Rio de Janeiro bajo los focos del mundo.
Las gradas del templo del carnaval vibraron con el estruendo de la percusión y los rugidos de un monumental tigre que abría paso a la "escola" Porto da Pedra, que dio el puntapié inicial.
Se trata del momento crucial para las 12 escuelas de samba que se disputan el honor de ser la mejor entre las mejores.
Llegan ahí tras un año de arduo trabajo, miles de horas de ensayo y mucha mística y amor por el carnaval.
"Es una emoción que no sé cómo explicar, pero es un sentimiento muy fuerte", dice a AFP Nelson Firmino, un "ritmista" de 30 años de Porto da Pedra, minutos antes de la salida.
Tras el inicio, cuentan con 60 minutos para seducir al jurado con su música y puesta en escena, e intentar a toda costa no cometer errores, que restan puntos.
Por eso la multitud gritó y aupó a Porto da Pedra cuando uno de sus carros alegóricos tuvo dificultades para avanzar. Después de unos minutos de evidente tensión y empujado por decenas de hombres, logró continuar su camino.
- "La fiesta de todos" -
Cada escuela cuenta con 3.000 participantes aproximadamente. Para ellos, entrar en el Sambódromo es un sueño hecho realidad.
"Es la fiesta de todos. Son personas que tienen vidas muy difíciles, personas marginadas, y por un día son el centro de atención, son la postal del país", resume Josiane Moraes de Souza, una asistente social de 52 años, mientras mueve la cabeza al ritmo de la samba.
Los elaboradísimos trajes o "fantasías", los monumentales carros alegóricos, el tema elegido, son minuciosamente evaluados.
También el "enredo", la línea narrativa del desfile, que habla de episodios históricos como la esclavitud o la conquista, evoca leyendas o aborda temas de actualidad social y política.
"Las escuelas de samba están atentas al escenario social y político, y aprovechan su espacio, la hora que pasan en la Avenida Sapucaí (el Sambódromo), para hablar de estos problemas", explica a la AFP Vivian Pereira, investigadora del grupo independiente Quilombo do Samba.
Salgueiro, una de las seis agrupaciones que desfila este domingo, dedica este año su "enredo" al coraje del pueblo yanomami, cuyo territorio en el estado amazónico de Roraima (norte) sufre la depredación de buscadores de oro ilegales, los garimpeiros.
La crisis humanitaria en esta comunidad llevó hace un mes al gobierno del presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva a anunciar el despliegue de forma permanente de las fuerzas de seguridad.
Con la atención de millones de espectadores de todo el planeta, qué mejor palestra para denunciar la degradación y deforestación de la Amazonía.
- Tensión política y fiesta -
Mientras transcurren los suntuosos festejos, Brasil vive momentos de tensión política, después de que el expresidente Jair Bolsonaro fue objeto de una operación policial el jueves por su supuesta participación en un plan de intento de golpe de Estado antes de las elecciones de octubre de 2022.
En esos comicios, perdió frente a Lula.
Pero Rio vela porque su principal símbolo de identidad se realice sin sobresaltos. Este año, las autoridades locales estimaron que serán unos 5.000 millones de reales (1.000 millones de dólares), casi 20% más que el año pasado.
Fuera del Sambódromo, las calles están abarrotadas de gente que participa en los "blocos", las comparsas musicales que circulan por doquier, desde las zonas opulentas plenas de turistas hasta los barrios populares.
En el elegante vecindario de Ipanema, conocido por su mítica playa, un "bloco" atrajo a una multitud colorida, con creativos disfraces y felizmente borracha, que rindió homenaje a Conceiçao Evaristo, una apreciada linguista brasileña.
Para la ocasión, la conocida escritora negra formuló un deseo en el periódico O Globo sobre el carnaval y su país marcado por las desigualdades: "Que este momento de celebración se transforme, o que pueda traducir las relaciones sociales, económicas y políticas en la vida cotidiana del brasileño, y que todos estén integrados, no por una ciudadanía lúdica, sino por una ciudadanía de derechos".
(H.Leroy--LPdF)