Del hip-hop al country, madre e hija negras se abren camino en Nashville
Prana Supreme es hija del rapero estadounidense RZA, líder del grupo Wu-Tang Clan, y de su vocalista Tekitha, que representan la aristocracia del hip-hop neoyorquino.
Ahora, madre e hija se están labrando un camino propio en la música country, un coto vedado hasta ahora a los blancos, pero que según ellas fusiona hip-hop y rock.
En 2020 fundaron formalmente su grupo O.N.E The Duo, que ofrece una mezcla desenfadada de estos dos estilos.
"En realidad, el country y el hip-hop no son tan diferentes", explica Prana, de 23 años, a la AFP en una entrevista junto a Tekitha, de 50, en Nashville, la capital mundial de este género musical estadounidense por excelencia.
Tanto el hip-hop como el country representan lo más profundo de la sociedad estadounidense. El primero, surgido en Nueva York a principio de los años 1970, dio voz en los barrios más sumergidos "a los sin voz, especialmente en la comunidad negra", cuenta Prana.
Y lo mismo puede decirse del country: "Algunas de las primeras voces más importantes del country son de gente negra", sostiene.
Cuando Prana tenía 14 años, le propuso a su madre hacer música juntas. La respuesta inicial de Tekitha -que fue la vocalista de Wu-Tang Clan, el histórico colectivo neoyorquino entre cuyos clásicos figura el álbum seminal "Enter the Wu-Tang (36 Chambers)"- fue un rotundo no.
No quería someter a su hija a los rigores de la industria pero, con el tiempo, vio que Prana se tomaba en serio la música, como arte y como negocio.
Empezaron cantando juntas a capella y luego incorporaron instrumentos acústicos antes de mudarse a Nashville y darse cuenta de que lo suyo era el country.
Los guardianes de la música country, mayoritariamente blancos y hombres, son notoriamente rígidos, pero O.N.E -acrónimo de "observador, noético, efervescente"- ha insistido en crear un sonido que sea auténtico tanto para sus raíces musicales como para sus aspiraciones.
El dúo publicó su primer álbum "Blood Harmony" el año pasado.
- "Derecho propio" -
Prana asegura que mientras que el atractivo del hip-hop o el pop es su constante evolución, la industria del country puede dar la impresión de que el cambio "es una falta de respeto a las tradiciones".
"Es un obstáculo, más siendo negra", asegura antes de agregar que la industria suele juzgar más en función del aspecto y menos del sonido, un viejo problema de racismo dentro del género, pese a que sus raíces se remontan a "la cultura negra" que trajeron los esclavos que llegaron de África.
Mientras trabajan en su propia música, madre e hija también investigan a los compositores negros que nunca tuvieron el reconocimiento pese a que sus canciones fueron grabadas por artistas blancos, dice Tekitha.
Su objetivo es grabar esas canciones de nuevo y devolver las ganancias a los herederos de los familiares que fueron estafados por los derechos de publicación que no recibieron.
Para Tekitha, la idea de que se "permita" a los artistas negros ingresar a los espacios de música country es un concepto en sí mismo equivocado.
"No puedes 'permitirme' algo que es mío por derecho", afirma.
Madre e hija también sostienen que a diferencia de sus colegas blancos, ellas sienten constantemente que deben hablar sobre su condición de mujeres negras dentro del género. "De los artistas blancos no se espera eso", afirma Prana. "No tienen que explicar su identidad, ni por qué su cabello es importante, o por qué su piel es hermosa".
Su madre asiente con la cabeza, y asegura que lo importante es "sentir que eres capaz de crear", sin la presión de tener que justificarte.
(A.Monet--LPdF)