Manifestantes truncan la jubilación tranquila del expresidente surcoreano
Tras cinco años gobernando Corea del Sur, el expresidente Moon Jae-in aspiraba tener una jubilación tranquila en un pequeño pueblo lejos del caos de Seúl. Eso sin contar con el odio de sus detractores.
Desde hace meses, manifestantes con altavoces acampan frente a su casa en Pyeongsan para lanzarle atronadoras burlas. Y retransmiten en directo por YouTube la protesta.
Este pueblo de apenas 100 habitantes se ha convertido en un símbolo de la división del panorama político surcoreano.
Este fenómeno recuerda los riesgos que acarrea la función más alta del Estado: con excepción de Moon, todos los expresidentes surcoreanos vivos han ido a prisión tras su mandato.
Muestra también que las redes sociales pueden ser un vivero de teorías conspirativas.
"Moon es un espía de Corea del Norte", dice a AFP Choi Jin-bae, un hombre que retransmite en directo la manifestación con su teléfono.
Durante su presidencia (2017-2022), Moon abogó a favor del diálogo con Pyongyang. A pesar de haber mantenido negociaciones con el dirigente norcoreano Kim Jong Un y el expresidente estadounidense Donald Trump, su estrategia diplomática fracasó. Pyongyang puso fin a las negociaciones sobre su desarme y multiplicó los lanzamientos de misiles.
- "Expulsen al comunista!" -
La política de la mano tendida de Moon provocó la indignación de los partidarios de una línea dura en materia de seguridad. Según ellos, el exmandatario quiso instaurar "un Estado comunista".
"Fue un presidente que trabajaba para el Norte y no por nuestros intereses nacionales", estima Choi. Junto a él, manifestantes corean cánticos anticomunistas y gritan en los altavoces: "¡Hay que expulsar al comunista Moon a Corea del Norte!".
El Partido Demócrata de Moon está a favor del diálogo con Pyongyang, mientras que el Partido del Pueblo, la formación de derecha del actual presidente Yoon Suk-yeol aboga por la intransigencia.
Pero lo que antes era una divergencia política se ha transformado, alimentado por internet, en una cuestión de vida o muerte para algunos surcoreanos, con los debates radicalizados por la desinformación.
Choi dice que solo se informa en YouTube. Los abonados a su canal le envían unos 150 dólares al mes para ayudar a financiar la manifestación.
- Ganarse la vida protestando -
Otros políticos han sido objeto de protestas similares. Pero la protesta contra Moon Jae-in, que dejó el cargo en mayo, es diferente por su "perennidad gracias al rentable modelo de negocio (que permite) YouTube", afirma Cho Ki-suk, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ewha.
"La protesta, que comenzó hace meses, se ha convertido en una forma de ganarse la vida para quienes acampan allí", afirmó Cho.
Hartos tras meses de gritos y ruido, los vecinos de Moon rogaron a las autoridades que intervinieran.
Los manifestantes se instalaron inicialmente a 100 metros de la residencia del expresidente. Pero tras la detención de un manifestante en junio por amenazar a Moon y a su esposa, las autoridades los movieron a 300 metros.
"Lo siento mucho por los vecinos", dice a AFP Suh, una manifestante de 59 años. Pero dejará de manifestar únicamente cuando Moon sea expulsado. "No merece vivir en el país", señala.
Una de las vecinas de Moon, Seo Hea-young, de 65 años, cuenta que el exmandatario ni siquiera puede salir de su casa. "Si estuviera encerrada como él, me volvería loca", dice. "No está en la cárcel, pero es como si estuviera", añade.
(Y.Rousseau--LPdF)