Le Pays De France - El inspirador de "La ciudad de la alegría" aún trabaja para los pobres en India

Paris -
El inspirador de "La ciudad de la alegría" aún trabaja para los pobres en India
El inspirador de "La ciudad de la alegría" aún trabaja para los pobres en India / Foto: © AFP

El inspirador de "La ciudad de la alegría" aún trabaja para los pobres en India

Décadas después de inspirar una exitosa novela ambientada en los tugurios cerca de Calcuta, Gaston Dayanand, un asceta suizo de 86 años, sigue trabajando por los más pobres de India.

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Su vida, dedicada a la gente de las grandes chabolas de Pilkhana, fue narrada en la novela "La ciudad de la alegría" publicado por el francés Dominique Lapierre en 1985 y llevada al cine en 1992 con Patrick Swayze en el papel estelar.

Nacido en 1937 en una familia trabajadora suiza de Ginebra, el hermano Gaston dice recordar cómo a los seis años de edad decidió dedicar su vida "a Cristo y a los pobres".

"Nunca quise ser sacerdote", contó a AFP el hermano de la congregación Prado en el Centro de Desarrollo Interreligioso (ICOD), una oenegé que cofundó en Gohalapota75 km al suroeste de Calcuta.

"La iglesia nunca me habría permitido vivir en un tugurio con los pobres, pero mi vida era compartir con los pobres", contó.

El hermano Gaston, con formación de enfermero, llegó a India en 1972 para trabajar con un sacerdote francés en un pequeño centro de ayuda en Pilkhana.

"Era el tugurio más grande de India en ese tiempo, ¡dicen que en todo el mundo!".

Tras llegar en un tuk-tuk, sorprendió a los pobladores locales al ingresar a pie.

"Yo no quería entrar a un sitio donde hay tanta gente pobre en un palanquín, como una persona rica", declaró.

"Fui a sitios donde no hay médicos, no hay organizaciones no gubernamentales, no hay cristianos. Es decir, sitios completamente abandonados", recordó.

- "Chicago en el Ganges" -

Un día de 1981, el hermano Gaston recibió la visita de Dominique Lapierre, "enviado por la madre Teresa".

El conocido autor francés, quien quería escribir una novela "sobre los pobres" convenció al asceta de su sinceridad y los dos se hicieron amigos.

Lapierre, fallecido en diciembre, se refirió al hermano Gaston como "una de las 'Luces del Mundo', cuyo épica de amor y compartir tuve el honor de narrar en mi libro 'La ciudad de la alegría'".

Su novela fue publicada en 1985, vendió millones de copias y fue traducida en todo el mundo.

"Financió todas mis organizaciones con 3 millones de dólares por año, casi todas sus regalías, por casi 30 años", indicó el hermano Gaston.

Pero la adaptación cinematográfica de la novela, en la que Swayze interpreta a un médico ficticio, le desagradó.

"Francamente odié esa película. 'La ciudad de la alegría' fue como 'Chicago en el Ganges'".

- Rodeado de lepra -

Para cuando llegó Lapierre, la madre Teresa recibía medicamentos de todo el mundo y donó gran cantidad al centro del hermano Gaston, quien capacitó a enfermeros e instaló un dispensario.

"Tuvimos más de 60.000 pacientes el primer año, 100.000 el segundo. Tres años después teníamos un pequeño hospital", recordó.

El hermano Gaston nació con el apellido Grandjean, pero al nacionalizarse indio asumió el apellido "Dayanand", que significa "bienaventurado de la misericordia".

Trabajó con los hermanos de la madre Teresa en la atención de leprosos en Pilkhana.

"Estuve 18 años rodeado de 500 leprosos en una habitación muy pequeña", dijo.

Para Abdul Wohab, un trabajador social de 74 años, "Gaston es un santo".

- Una tabla para dormir -

De cabello blanco y postrado en un asilla de ruedas, el hermano Gaston aún intenta ayudar a los necesitados en la provincia nororiental de Bengala Occidental.

Seis de las 12 oenegés que fundó siguen activas, incluida ICOD, que atiende a 81 personas de todas las denominaciones, entre ellos huérfanos, ancianos, minusválidos y personas con problemas mentales.

El hermano Gaston dice que pasa "tres cuartas partes del día meditando" en su cama.

"Nunca he tenido más que una tabla para dormir. Ahora vivo como un burgués en una cama grande (...) Pero no soy yo el que la quiso", dice riendo.

La directora del ICOD, Mamata Gosh, apodada "Gopa", cuida al hombre que la entrenó como enfermera 25 años atrás. "Él es mi padre espiritual", dijo.

La jornada del hermano Gaston comienza a las 05H00 con tres horas de oración al frente de una reproducción del Manto de Turín colgado sobre el símbolo hindú Om, en su diminuto oratorio contiguo a su habitación.

Vestido de blanco y descalzo, se instala en su silla de ruedas eléctrica para visitar a cada uno de los residentes del caserío, y luego vuelve a su habitación al final de la mañana.

Junto a su mesa de noche hay una Biblia, un crucifijo, sus lentes y un viejo computador que utiliza para mantenerse en contacto con los donantes de su oenegé.

"Ganaré mi pan hasta el último día de mi vida", aseguró.

(Y.Rousseau--LPdF)