

Marce, la youtuber que da voz a los recicladores en Colombia
Sara Samaniego camina entre toneladas de basura en un almacén de la capital colombiana donde recicladores clasifican montañas de cartón y botellas de plástico. Celular y micrófono en mano, los entrevista para mostrar sus vidas a miles de seguidores en las redes sociales.
Overol azul, cabello trenzado, gorra hacia atrás, y frente a un anillo de luz que sostiene un teléfono, Samaniego se convierte en "Marce, la recicladora", una divertida y popular influencer de 32 años que enseña sobre temas ambientales al ritmo de canciones de Shakira o Karol G. Su fama la ha llevado a ser invitada especial en "reality shows" y que le pidan selfies en la calle.
"Mi vida es como la de Hannah Montana, solo que en vez de estrella pop soy recicladora, ¡tengo doble vida!", cuenta a la AFP.
Con su característico saludo de "¡hola, reciclamores!" amasa fanáticos en Instagram, TikTok y YouTube. Una de sus prioridades es visibilizar la ardua labor de los trabajadores informales que malviven con los ingresos de la venta del material que recolectaron durante el día en la basura de Bogotá.
La capital de 8 millones de habitantes carece de un servicio público de recogida selectiva de desechos, y son los cerca de 26.000 recicladores quienes hacen el trabajo.
Pero a menudo estas personas son "ignoradas" y maltratadas por trabajar en las calles, lamenta Samaniego.
Colombia tiene unos 74.300 recicladores, en uno de los países con mayor informalidad de Latinoamérica (55%).
Se calcula que entre 20 y 34 millones de personas trabajan como recicladores en todo el mundo. Su labor es crucial para el cuidado del planeta, ya que contribuye a reducir emisiones de CO2, mitigar el calentamiento global, combatir la contaminación y conservar recursos naturales.
- "Somos seres humanos" -
¿Qué se debe tirar en el contenedor de reciclaje? ¿Las toallitas húmedas son perjudiciales para el medio ambiente? Frente a la cámara, "Marce" intenta dar respuesta a estas y otras inquietudes.
"No son uno, dos. Son miles de comentarios y miles de preguntas que me llegan día a día en las redes sociales", asegura.
También lucha contra el estigma de los recicladores, a quienes considera "maestros" e "inspiración".
Con pesadas carretillas de madera, ellos recorren las calles de la ciudad juntando los residuos aprovechables que encuentran en el camino.
Luego se dirigen hasta centros de acopio donde venden lo recolectado. Su ingresos dependen de la cantidad que recogen cada día.
Mary Luz Torres, de 50 años, se desplaza en autobús durante más de dos horas hacia un sector acomodado de la metrópoli.
Por las calles, lleva a trote y con enorme esfuerzo un carrito de madera con su nombre escrito a un costado. Un chaleco reflectante es su única protección ante los cientos de vehículos que pasan a su lado.
"Nosotros somos seres humanos, nosotros no somos unos animales", dice la mujer que lleva 28 años en esta actividad.
"Si yo no trabajo, no hay comida, no hay recursos para nada y uno así, sea como sea, le toca salir a rebuscarse el sustento", agrega.
-"Favor al planeta"-
Samaniego "incentiva mucho a que la gente conozca el trabajo del reciclador desde adentro", destaca Zoraya Avendaño, gerente de una bodega de acopio.
Bogotá produce 6.300 toneladas de residuos diarios, de los cuales cerca del 15% se reciclan gracias a ellos, según el Ministerio de Ambiente. En Nueva York la tasa es del 17%, según la ONG ecologista Grow NY.
En 2013, la Corte Constitucional de Colombia reconoció a los recicladores como "actores esenciales" en el sistema de manejo de basuras. En enero, el presidente izquierdista Gustavo Petro les concedió la exclusividad en la gestión de los residuos del país por 15 años.
La mayoría de recicladores están organizados en cooperativas, como Pedro Talero, de 52 años, quien en las noches detiene su carretilla debajo de un puente.
Empieza su jornada a las 11H00 de la mañana y al terminar el día vende los objetos clasificados a los almacenes de reciclaje.
"Trato de ganar entre 80.000 y 90.000" pesos colombianos por día, unos 20 dólares, dice. "A veces es más, a veces más poquito".
Estos trabajadores autónomos se manifiestan periódicamente para exigir mejores condiciones.
"Hay personas que nos menosprecian", lamenta. Pero conforme avanzan los tiempos, "más de una persona ya ve que nosotros estamos haciendo un favor al planeta".
(V.Blanchet--LPdF)