París echa el telón a la fiesta olímpica, Hassan pone broche de oro a su actuación
Con una ceremonia más convencional que la de apertura, París echa el telón este domingo a una fiesta olímpica en la que hicieron historia figuras como Mijaín López, Simone Biles, Léon Marchand, Katie Ledecky... y Sifan Hassan, que ganó por la mañana el maratón femenino.
En un final emocionante y memorable para clausurar el atletismo de los Juegos de París, la neerlandesa acabó la mítica distancia de 42,195 km con un tiempo de 2 horas, 22 minutos y 55 segundos, estableciendo un nuevo récord olímpico, y relegando a la plata a la etíope Tigst Assefa (2h22:58) y al bronce a la keniana Hellen Obiri (2h23:10).
Hassan suma este oro a los dos bronces obtenidos en los 5.000 y los 10.000 metros en la pista del Estadio de Francia, recinto que acogerá a partir de las nueve de la noche hora local (19H00 GMT) la ceremonia de clausura, en la que Tom Cruise y Snoop Dogg harán una aparición holywoodiense para el relevo a Los Ángeles, próxima sede olímpica en 2028.
Acróbatas, bailarines e incluso bomberos transformarán los 2.800 m2 del estadio en una gigantesca fiesta.
- Distopía futurista -
Los organizadores adelantaron que la clausura girará en torno a una distopía futurista, en la que un personaje, "el viajero dorado", encarnado por el breakdancer francés Arthur Cadre, redescubre los Juegos Olímpicos, como hiciera el barón Pierre de Coubertin en el siglo XIX.
Con unas dos horas y media de duración, será más breve que la de apertura el 26 de julio, que duró cuatro y fue única en la historia del olimpismo al desarrollarse no en un estadio, sino a lo largo del Sena y con los atletas desfilando a bordo de 85 embarcaciones.
"Será un momento muy fuerte para decir 'au revoir' a todos los atletas", anunciar los Juegos Paralímpicos -del 28 de agosto al 8 de septiembre- y dar el relevo a Los Ángeles-2028, comentó el presidente del comité de organización de París-2024, Tony Estanguet.
El director artístico es de nuevo Thomas Jolly, blanco de ataques por una escena de tema dionisíaco en la apertura, que actores políticos conservadores de lo más variopinto - desde el Vaticano al guía supremo iraní, pasando por Donald Trump- criticaron, en la mayoría de casos por ver en ella una parodia ofensiva de la Última Cena de Jesús con sus apóstoles.
- Leyendas vivas -
Antes de la fiesta se repartirán las últimas medallas. Además del maratón femenino, que por primera vez en la historia se disputó el último día (en lugar del marculino), la selección española de balonmano ganó el bronce al superar por 23-22 a Eslovenia.
También se disputan dos grandes finales femeninas: la de básquet entre Francia y Estados Unidos, y la de voleibol entre estadounidenses e italianas.
Será el broche a 19 días de competencias, en las que varias estrellas hicieron historia.
El luchador cubano Mijaín López ganó su quinto oro consecutivo en la misma disciplina, una hazaña jamás vista y la nadadora estadounidense Katie Ledecky conquistó dos oros -800 metros y 1.500-, y ya es con nueve la mujer más laureada en Juegos Olímpicos, junto a la gimnasta soviética Larissa Latynina.
Otro nadador, el francés Léon Marchand, hizo delirar a la hinchada local con sus cuatro oros; la gimnasta Simone Biles se repuso del bloqueo mental de Tokio y recuperó su trono en París con tres oros, entre ellos el del concurso individual; en la pista de atletismo, destacó el garrochista sueco Armand Duplantis, que batió de nuevo el récord mundial con un vuelo de 6,25 metros.
- Éxito de público -
Las competencias en París tuvieron de fondo un decorado de lujo: la Torre Eiffel frente a la cancha de voley-playa, el Palacio de Versalles en las pruebas de hípica, el obelisco de la Plaza de la Concordia acompañando el BMX, sin olvidar las olas de Tahití, donde el surfista brasileño Gabriel Medina protagonizó una de las imágenes más icónicas de estos Juegos, levitando sobre las aguas, brazo en alto.
Estanguet comentó a propósito que el objetivo era "destacar la cultura y nuestro patrimonio francés", para "inspirar, maravillar, impresionar y emocionar a los espectadores del mundo entero".
El Sena fue otro de los grandes protagonistas. Pese a los 1.400 millones de euros gastados en limpiar el río, la organización tuvo sudores fríos a diario y se vio obligada a anular varios entrenamientos y postergar un día el triatlón masculino, aunque todas las competencias previstas, incluyendo la natación en aguas abiertas, se pudieron celebrar.
Durante tres semanas, los Juegos transformaron el rostro de París, convertido en una ciudad amable, chispeante de delegaciones, voluntarios -45.000- y espectadores del mundo entero, sin el temido caos en los transportes.
Todo ello bajo la vigilancia de un dispositivo masivo de seguridad, que incluyó patrullas mixtas de la policía francesa con agentes extranjeros, los más numerosos de ellos, los españoles.
La cita fue también un éxito de público, pese a los elevados precios: se vendieron más de 9,5 millones de entradas, muy por encima del anterior récord de Atlanta-1996, cuando se despacharon 8,3 millones.
(A.Laurent--LPdF)