El daño durará "mucho tiempo": pobladores indignados por fuga petrolera en Ecuador
El petróleo está en el agua, en las piedras y ennegreció la arena donde juegan los niños. A orillas del río Coca, en Puerto Maderos, pobladores iracundos lidian con el más reciente derrame que afectó a la Amazonia ecuatoriana.
Comerciante de 40 años, Bolivia Buenaño exterioriza el lamento de muchos en esta comunidad de 700 habitantes: "Este daño no es para un mes, dos meses, pasarán unos 20 años y (solo entonces) quedará como era antes".
A causa de la fuga producida el viernes en una reserva natural, lejos del poblado donde vive hace 28 años, la empresa privada OCP contrató equipos de limpieza.
Buenaño, con su gesto siempre recio, asegura que fue por necesidad que aceptó sumarse a la tarea, pero el ingreso extra no mina su rabia.
Ya nadie se puede "bañar normalmente en el río, ni tomar agua de aquí, ya no hay peces, ya no hay nada", enfatiza.
Mientras friega una enorme boya de contención, la mujer reclama por la falta de inversión estatal en las provincias de la Amazonia, que paradójicamente concentran gran riqueza petrolera pero, a la vez, son las más afectadas por los desastres de la industria.
"Estamos cansados porque no es una vida normal. Ya no es una naturaleza sana, está contaminada. Y esto va a seguir mientras siga la tubería y la red de crudo", comenta sentada a la orilla del río.
En 2020 un hundimiento destruyó tramos de la tubería y causó una fuga de unos 15.000 barriles que contaminaron el río Coca.
En la más reciente emergencia, provocada por rocas que se desprendieron de la montaña y perforaron el oleoducto que opera OCP, se vertieron 6.300 barriles.
Si bien la compañía asegura que logró recuperar gran parte del crudo, el rastro del derrame se extiende por kilómetros.
Las lluvias y la fuerza de la corriente han llevado lejos la mancha que provocó la rotura del conducto en Piedra Fina, una cadena montañosa ubicada a unos 80 km al este de Quito y en los límites entre las provincias amazónicas de Napo y Sucumbíos.
- "Olvidados de Dios" -
Conforme avanzan las tareas de limpieza, van quedando en la arena las boyas manchadas de crudo y los barriles con los residuos recuperados.
Los obreros cruzan en lancha de una orilla a otra con costales llenos de arena y petróleo que apilan en otro punto. Solo las mariposas se acercan a los desechos, mientras la indignación va de boca en boca.
"Somos los olvidados de Dios", rezonga Rosa Capinoa, líder la organización de comunas indígenas Fecunae que acompañó a la AFP en un recorrido por zonas afectadas.
"Sé que esto no es algo que se pueda recuperar de la noche a la mañana, durará mucho tiempo (...) Mirar todo este desastre natural es una pena muy grande", reafirma la mujer.
La compañía Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) llevó agua a las poblaciones afectadas, ante la contaminación de las fuentes.
"El petróleo sale de aquí y nosotros como comunas no hemos tenido un beneficio. Con lo que siempre nos han apoyado es con botellón de agua, unos tanques de agua", reclama Capinoa.
Según el ministerio de Ambiente, el derrame en Piedra Fina ocurrió dentro del Parque Nacional Cayambe-Coca, una reserva de 403.000 hectáreas que alberga gran variedad de mamíferos, pájaros y anfibios.
La contaminación afectó al menos dos hectáreas y avanzó por el río Quijos hasta el Coca, de acuerdo con el reporte oficial.
"Sentimos bastante indignación porque esto lo vivimos cada dos o tres años", remarca Romel Buenaño, un agricultor de 35 años.
En Puerto Maderos, recuerda, el desastre de 2020 extinguió la pesca por un tiempo y mató la vida silvestre en los islotes del Coca.
"No es que con la limpieza se acabó la contaminación", insiste.
Antes que la naturaleza termine de remediar el desastre, los pobladores creen que otra mancha bajará por el río.
(R.Lavigne--LPdF)