Le Pays De France - Migrantes sin techo sobreviven en Casablanca, decididos a llegar a Europa

Paris -
Migrantes sin techo sobreviven en Casablanca, decididos a llegar a Europa
Migrantes sin techo sobreviven en Casablanca, decididos a llegar a Europa / Foto: © AFP

Migrantes sin techo sobreviven en Casablanca, decididos a llegar a Europa

"Sobrevivir cada día es un combate". Oumar vive al final de una calle cerca de la estación de autobuses de Casablanca, a donde acuden cientos de migrantes ilegales subsaharianos determinados a llegar a Europa.

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"Es agotador no comer bien, no dormir bajo un techo, no sentirse seguro y sufrir por el racismo", dice a la AFP este guineano de 25 años, cuyo nombre --como el de todos los que aparecen en este reportaje-- fue cambiado.

"Somos expulsados temprano en la mañana por la policía. Erramos durante el día antes de regresar a nuestros lugares al final de la jornada", dice este hombre instalado ilegalmente en Marruecos desde hace cinco años y que ha intentado varias veces cruzar hacia España sin éxito.

Frente a la estación de Oulad Ziane, en la periferia de la ciudad de 4,2 millones de habitantes, Oumar y unos cincuenta jóvenes migrantes, originarios en su mayoría de Guinea, pasan el tiempo sin hacer nada.

Llegados a Marruecos de forma clandestina desde Argelia, algunos conversan, otros que están muy cansados se acuestan en la acera, donde se instaló una modesta cocina.

En el muro frente a la estación, se ven colgadas cobijas y vestimentas.

"Ya forman parte del paisaje pero no molestan a nadie", dice un vendedor de caramelos marroquí que requiere el anonimato.

"Es nuestra triste realidad, pero nadie quiere observarla", dice Bakary, guineano de 18 años que vive en Oulad Ziane desde hace tres años.

Convertido en refugio para migrantes por su cercanía con la estación, este barrio popular vive tensiones recurrentes con las autoridades.

El último episodio fue la detención a mediados de enero de seis migrantes luego de violentos choques durante la evacuación de clandestinos que acampan en las obras de extensión del tranvía local.

- Sin alternativas -

Días después están de regreso. Cada grupo de migrantes --organizados por nacionalidad-- ocupa un tramo del lugar donde se hacen las obras.

"De donde nos instalamos, nos sacan. Nos gustaría no tener que dormir sobre los rieles del tranvía, pero no nos ofrecen más alternativa", se lamenta Boubacar, maliense de 27 años.

Los migrantes malienses, que duermen bajo lonas, se ayudan entre ellos para sobrevivir, aunque ninguno trabaja.

Los sanitarios de la estación son los únicos espacios de higiene accesibles.

"A veces nos autorizan, a veces no", afirma Boubacar, quien "critica el racismo de los habitantes del barrio" y la falta de orientación administrativa o asociativa.

De hecho, a los vecinos no les gusta hablar de esto a los periodistas.

"¡Inmigración clandestina: Stop!", titula esta semana la revista Maroc Hebdo que denuncia en primera plana "un problema social, de seguridad y político que el Estado tiene dificultades para asumir".

"Esos migrantes viven en condiciones difíciles, el papel de las autoridades es encargarse de ellos", considera Noureddine Riadi, de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH).

"Los más vulnerables deben ser integrados en centros de acogida temporales", aboga este activista de la principal oenegé marroquí de derechos humanos.

- "Europa o muerte" -

Lamine, que ha intentado cinco veces cruzar hacia el enclave español de Melilla desde la ciudad fronteriza marroquí de Nador, en el norte del país, dice estar cansado.

"Nos esforzamos por continuar y tener esperanzas, pero el optimismo baja cada día", confiesa este joven de 20 años que llegó hace nueve meses a Marruecos.

"Es tan injusto que las fronteras estén cerradas. Al final somos considerados como mercancías", señala Boubacar.

Pese a las dificultades, la mayoría de los clandestinos que están en Oulad Ziane no renuncian a llegar alguna vez a Europa.

"¡Para mi será Europa o la muerte!", dice Bakary, joven guineano, para quien el regreso a su país sería "un fracaso".

Pero después de varias fases de regularización entre 2014 y 2021, las autoridades marroquíes, bajo presión de los países europeos, aplican un control estricto de las fronteras y una política disuasiva contra la migración ilegal en el territorio.

En 2022, la policía del reino detuvo a más de 32.000 migrantes y arrestó a 566 individuos sospechosos de estar involucrados en redes de tráfico de personas, según cifras oficiales.

La lucha contra la migración clandestina es una cuestión clave para la colaboración entre Marruecos y la Unión Europea. Bruselas prevé una ayuda de 500 millones de euros (544 millones de dólares) para el gobierno marroquí para que combata a la migración.

(A.Monet--LPdF)