Le Pays De France - La invisible magnitud de la violencia sexual intrafamiliar en República Centroafricana

Paris -
La invisible magnitud de la violencia sexual intrafamiliar en República Centroafricana
La invisible magnitud de la violencia sexual intrafamiliar en República Centroafricana / Foto: © AFP

La invisible magnitud de la violencia sexual intrafamiliar en República Centroafricana

La violencia sexual contra las mujeres, niños e incluso hombres "aumenta constantemente" en República Centroafricana, segundo país menos desarrollado del mundo según la ONU y sumido en una guerra civil desde 2013, afirma la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).

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Muchos son víctimas de rebeldes, militares u otras fuerzas de seguridad, pero MSF considera que la mitad conoce a sus atacantes, y la represión de los delitos sexuales choca con la inercia de la justicia.

Es el caso de Camille (nombre cambiado), violada por su primo en septiembre, que cuenta su drama en el centro Tongolo (estrella, en lengua sango) de Bangui, creado y administrado por MSF desde 2017.

Desde hace seis años, unas 80 personas trabajan en el centro, que brinda atención médica, psicológica y consultas gratuitamente.

Tongolo busca también soluciones de alojamiento, asistencia para la reintegración y seguimiento legal a las denuncias.

- Víctimas "culpables" -

"Estaba en una habitación con mis hermanos y hermanas (...) Mi primo entró y les pidió a todos salir", recuerda Camille, con la mirada fija en sus dedos que ajustan constantemente el dobladillo del vestido.

"Una vez que cerró la puerta, me tapó la boca con la mano", cuenta imitando el gesto y agrega con voz apenas audible: "Quería gritar para alborotar a todo el vecindario pero él me lo impedía".

El proyecto Tongolo, dirigido por Thomas Gaudriot, identificó a 3.420 víctimas de la violencia sexual entre enero y noviembre pasados, y "50% fueron agredidos por un miembro de su entorno", señaló Gaudriot, al precisar que "más de un cuarto son menores y 10% son hombres".

Pero "es solo la punta del iceberg", aseguró, ante la dificultad de obtener datos precisos y completos de todo el país.

Amurallada en silencio y aterrorizada ante la idea de ser rechazada o castigada por sus allegados, Camille fue violada nuevamente por su primo. "Entonces me di cuenta de que si no hablaba, él continuaría", comentó.

Los padres del primo la culpan de la agresión, en una sociedad que percibe a las víctimas de violación como "culpables y deshonradas", lamenta Camille. "Mi tía me regañó y obligó a hacer una prueba de embarazo. Estaba embarazada", dijo.

Pocos días después, acudió al centro a abortar. "El personal médico entendió que no era culpa mía y la matrona que me recibió me hizo mucho bien, pude confiar en mí misma. Sin ella quizás nunca se lo hubiera dicho a nadie", explica Camille.

En la mayoría de los casos, "la víctima no viene a decir lo que ha sufrido, sino a abortar", cuenta Silvie Gonekra, partera de Tongolo por seis años.

- "Enfoque patriarcal" -

El flagelo de la violencia sexual no está directamente relacionado con la guerra civil, pero "el conflicto ha hecho aumentar la precariedad que favorece, entre otras cosas, estos crímenes", señala Gaudriot.

"Muy a menudo la violación se convierte en un atentado contra el pudor al ser juzgado en un tribunal", lamenta Magalie Besse, directora del Instituto Francófono por la Justicia y la Democracia Louis Joinet. Lo atribuyó a un "enfoque patriarcal de la justicia".

"El código penal centroafricano tiene una definición clásica de violación (penetración sexual sin consentimiento, nota del editor), pero para muchos actores de la cadena penal, si la víctima tiene más de 15 años y no es virgen al momento del hecho, no es una violación", explica Besse.

Además, "los magistrados son muy flexibles con los acusados, fácilmente conceden libertad provisional o admiten circunstancias atenuantes", agregó.

"Incluso los expedientes de las víctimas que presentan señales claras de agresión sexual quedan en nada. El agresor está mucho mejor protegido que la víctima, lo que la disuade de denunciar", declaró a AFP una abogada centroafricana que pidió el anonimato.

(Y.Rousseau--LPdF)