Conservadores españoles encargan recuperar el poder a su dirigente más victorioso
El Partido Popular (PP) español, principal fuerza de la oposición, elige este sábado en Sevilla como nuevo líder a Alberto Núñez Feijóo, con la misión de trasladar su hegemonía en la región de Galicia a una política nacional más endiablada.
No hay en España político regional más exitoso que Feijóo, que a los 60 años lleva 13 presidiendo su feudo del noroeste gracias a cuatro mayorías absolutas consecutivas.
"He venido aquí para ganar y para gobernar", dijo Feijóo el viernes en el discurso de presentación de su candidatura en el congreso extraordinario de la ciudad andaluza (sur), entre gritos de "presidente" de los miles de asistentes.
"Me siento más seguro gobernando que haciendo oposición", añadió, recordando que en su carrera sólo estuvo tres años en la oposición.
El líder gallego, el único candidato a suceder a Pablo Casado, será formalmente elegido este sábado al mediodía.
Casado, que inició su etapa en 2018 aportando juventud y aires de renovación, la acaba solo y abandonado por todo el partido tras enfrentarse en un duelo fraticida a otra joven estrella del PP, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y no despegar en las encuestas, pese al difícil contexto que atraviesa el gobierno del socialista Pedro Sánchez.
El viernes, en su discurso de despedida, anunció que abandonaba la política: "lo mejor es que dé un paso al lado", afirmó Casado.
- Un gestor serio -
Los dos ex presidentes del gobierno del PP intervinieron en la cita de Sevilla para respaldar al nuevo líder: José María Aznar (1996-2004) y Mariano Rajoy (2011-2018), también gallego, cuyo estilo contenido tanto se ha comparado al de Feijóo.
"Tenemos que apostar por su éxito, porque su éxito es el éxito de todos, y será el éxito de España, y esa es, y tiene que ser una apuesta irreversible", pidió Aznar, que habló por videoconferencia por sufrir coronavirus.
El PP intenta estos días transmitir la idea de que con Feijóo vuelve a la escena nacional un gestor serio, en contraste con una era de líderes políticos jóvenes centrados exclusivamente en el mensaje.
"En España hemos vivido en los últimos años una epidemia de puerilidad (...), la gestión, el trabajo bien hecho y la solvencia quedaron aparcados", dijo Rajoy en Sevilla.
"Pues bien, el tiempo del recreo terminó hace tiempo", sentenció Rajoy.
El traspaso de poderes en Sevilla es una coincidencia, porque fue ahí donde, en 1990, Manuel Fraga Iribarne, un exministro franquista, cedió a Aznar el liderazgo de la formación que había fundado tras la dictadura.
- Bueno en Galicia, ¿bueno en España? -
Mientras en España emergían partidos alternativos que desgastaron a las dos grandes formaciones de la era democrática, el Partido Socialista (PSOE) y PP, como los liberales de Ciudadanos, la extrema izquierda de Podemos y la extrema derecha de Vox, en Galicia ni siquiera los socialistas inquietaban el poder de Feijóo.
Feijóo sorteó también el escándalo de la aparición de unas fotos en 2013 que revelaban su amistad con el narcotraficante gallego Marcial Dorado, de las que se defendió afirmando que no sabía a qué se dedicaba.
Ahora, sin embargo, sobrevuela la incógnita sobre su desempeño en la escena nacional.
A Feijóo le esperan un presidente de gobierno socialista, Pedro Sánchez, que aguanta en el poder con una minoría de 120 diputados -- de 350 -- gracias al apoyo de independentistas catalanes y vascos, y de la extrema izquierda, y un Vox que en apenas 8 años no para de crecer y tiene ya 52 diputados, por 88 el PP.
La gira por España de presentación de su candidatura se saldó con varias polémicas por sus declaraciones, y los consiguientes matices y rectificaciones, como cuando llamó "autista" al gobierno para luego disculparse con las personas que lo sufren.
El tiempo hasta las elecciones -- previsiblemente a finales de 2023 -- será de desgaste para el gobierno de coalición de Sánchez, por culpa de la carestía de los alimentos, los combustibles y la luz, y la incertidumbre mundial por la guerra en Ucrania.
Vox se ha convertido en otro dolor de cabeza para el PP, pese a que podría necesitarle, según sondeos recientes, para gobernar a nivel nacional. De hecho, el PP acaba de aceptar, con el beneplácito de Feijóo, que la formación de extrema derecha entre por primera vez en un gobierno regional, en Castilla y León.
(A.Renaud--LPdF)