El primer ministro israelí afirma que la fase "intensa" del combate contra Hamás en Rafah está a punto de terminar
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó este domingo que la fase "intensa" del combate contra los milicianos del movimiento islamista palestino Hamás en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, donde el ejército israelí lanzó una ofensiva terrestre, está a punto de terminar.
Los bombardeos israelíes continúan en Gaza tras más de ocho meses de guerra contra Hamás y este domingo el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, llegó a Estados Unidos para entablar negociaciones "cruciales" sobre el conflicto, en un momento de crispación entre la Casa Blanca y el gobierno de Netanyahu.
Netanyahu anunció en una entrevista con la cadena israelí Canal 14 este domingo que "la fase intensa de los combates contra Hamás está a punto de terminar".
"Está a punto de terminar. Esto no significa que la guerra esté a punto de terminar, pero la fase intensa de la guerra está a punto de terminar en Rafah", afirmó.
"Tras el final de la fase intensa, podremos redesplegar algunas fuerzas hacia el norte, y así lo haremos", añadió el primer ministro, y reiteró que el objetivo de la ofensiva es rescatar a los rehenes capturados por Hamás durante el ataque del 7 de octubre y terminar con el gobierno del movimiento islamista en Gaza.
Al ser preguntado por la posguerra para Gaza, Netanyahu indicó que está "claro" que Israel mantendrá "el control militar en un futuro próximo".
"También queremos crear un gobierno civil, si es posible con palestinos locales" y un respaldo regional "para gestionar el suministro humanitario y más adelante las cuestiones civiles en la Franja", añadió Netanyahu.
El gobierno israelí enfrenta una creciente presión por las protestas contra la gestión del conflicto, que el sábado movilizaron a decenas de miles de personas, y por el aumento de la tensión en la frontera norte con el grupo libanés Hezbolá.
Netanyahu instó a Estados Unidos, su principal aliado, a acelerar el proceso de desbloqueo de envío de armas y municiones, después de criticar el retraso del suministro en los últimos meses.
Netanyahu aseguró a su gabinete que el "desacuerdo" con Washington, que critica el elevado número de civiles palestinos muertos en Gaza, será zanjado próximamente.
"A la luz de lo que he oído en estos últimos días, espero y creo que esta cuestión será resuelta en un futuro cercano", afirmó.
En este contexto, el ministro de Defensa viajó a Washington para "abordar los acontecimientos en Gaza y Líbano".
"Nuestros vínculos con Estados Unidos son más importantes que nunca. Nuestros encuentros con los altos cargos estadounidenses son cruciales para la guerra", afirmó Gallant en un comunicado.
El frente norte de Israel, con Líbano, registra una escalada de violencia entre el ejército israelí y Hezbolá, aliado de Hamás, un recrudecimiento que hace temer una expansión del conflicto a la región.
El movimiento proiraní dijo el domingo que había atacado con drones armados dos posiciones militares en el norte de Israel, en respuesta a la muerte del jefe de un grupo islamista aliado.
- "Una guerra de aniquilación" -
En el terreno, los bombardeos israelíes no dan tregua en Gaza.
Según testigos, hubo de nuevo obuses este domingo en los alrededores y en el centro de Rafah, donde el ejército israelí lleva a cabo una ofensiva terrestre desde el 7 de mayo.
También hubo bombardeos en Ciudad de Gaza, en el norte, y tanques dispararon contra el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro.
La guerra estalló el 7 de octubre cuando comandos de Hamás irrumpieron en el sur de Israel y mataron a unas 1.194 personas, la mayoría civiles, según un recuento de la AFP a partir de datos oficiales.
También secuestraron a 251 rehenes, de los que 116 siguen retenidos en Gaza, y entre los cuales 41 habrían fallecido, según el ejército israelí.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva militar en la Franja de Gaza, gobernada por Hamás desde 2007, y por el momento han muerto 37.598 personas, sobre todo civiles, según el Ministerio de Salud del territorio.
En el enclave se hacinan unos 2,4 millones de personas al borde de la hambruna, según la ONU.
"No hay ni verdura ni fruta. No hay vitaminas. Cuando te enfermas, te quedas en la cama durante dos o tres semanas para recuperarte", deploró Umm Siraj al Balawi, una madre de 33 años en el campo de refugiados de Jabalia, en el norte.
"Esta guerra debe terminar, porque es una guerra de desplazamiento. Es una guerra de aniquilación", dijo.
La guerra en Gaza avivó también la violencia en Cisjordania, ocupada por Israel desde 1967.
El ejército israelí reconoció este domingo haber vulnerado los protocolos operativos durante una incursión en Yenín, en la que soldados ataron a un palestino herido al capó de un vehículo militar.
Las imágenes se volvieron virales y provocaron una ola de indignación.
(L.Chastain--LPdF)