La fiscalía rusa pide 18 años de cárcel para el periodista de EEUU Evan Gershkovich
La fiscalía rusa pidió 18 años de cárcel para el periodista estadounidense Evan Gershkovich, acusado de espionaje, tras un juicio exprés que allana el camino a una rápida condena, condición previa para un posible intercambio con Washington.
El veredicto contra el reportero de 32 años se espera este mismo viernes a las 12H00 GMT tras un juicio a puertas cerradas.
"La fiscalía pidió una pena de 18 años que deberá cumplirse en un régimen estricto", declaró Ekaterina Maslennikova, portavoz del tribunal de Ekaterimburgo, donde se celebra el juicio.
Gershkovich fue arrestado durante un reportaje en esta ciudad de los Urales a finales de marzo de 2023 por presunto "espionaje", una acusación negada por él, por su periódico y por la Casa Blanca.
Corresponsal del diario económico The Wall Street Journal y experiodista de la AFP en Moscú, Gershkovich lleva detenido en Rusia casi 16 meses.
La audiencia de este viernes es la tercera desde que el 26 de junio comenzó el juicio en su contra.
La segunda sesión, prevista inicialmente en agosto, se avanzó al jueves a petición de la defensa.
Normalmente, los procesos por acusaciones similares en Rusia se alargan varias semanas o incluso meses.
- Posible canje -
Estados Unidos ha considerado que el arresto tenía como objetivo forzar un posible canje de presos en plena tensión entre Moscú y Washington por el conflicto en Ucrania.
Pero la política de las autoridades rusas es no intercambiar prisioneros que no hayan sido condenados.
Rusia ha admitido negociar su liberación y su presidente, Vladimir Putin, evocó incluso el caso de Vadim Krasikov, encarcelado en Alemania por un asesinato encargado por los servicios especiales rusos.
Gershkovich es el primer periodista occidental en ser acusado de espionaje en Rusia desde la época soviética. Su arresto generó una ola de solidaridad en medios estadounidenses y europeos.
El reportero, hijo de inmigrantes que huyeron de la Unión Soviética hacia Estados Unidos, se instaló en Rusia en 2017.
La fiscalía lo acusa de haber recogido informaciones sensibles para la CIA sobre uno de los principales fabricantes de armas rusos, Uralvagonzavod, que produce los tanques T-90 usados en Ucrania.
A finales de junio, la Casa Blanca denunció que el juicio era una "farsa" e insistió en que el reportero "nunca había trabajado para el gobierno" estadounidense.
Poco después, un panel de expertos de Naciones Unidas declaró que su detención era arbitraria y solicitó su liberación sin demora.
En la primera jornada del proceso, el 26 de junio, el periodista apareció con la cabeza rapada y sonriente en la cabina de cristal reservada a los acusados.
Aunque no pudo hacer declaraciones, se dirigió con señales a las personas que conocía dentro de la sala.
Por ahora, solo puede comunicarse con su familia y allegados a través de cartas leídas y censuradas por la administración penitenciaria. En ellas dice que se mantiene con buen ánimo y se resigna a una condena.
(A.Laurent--LPdF)