Soldados ucranianos relatan su ocupación de la región rusa de Kursk
Los rusos que se quedaron en la zona de Kursk ocupada por Ucrania, ancianos en su mayoría, no oponen gran resistencia. Casi dos meses después de su incursión en esta región fronteriza, los soldados ucranianos aseguran "coexistir" con los civiles.
Kiev lanzó el 6 de agosto, más de dos años y medio después del lanzamiento de la invasión rusa de Ucrania, una ofensiva sorpresa en esta región fronteriza, la primera de un ejército extranjero en territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial.
Actualmente, las tropas ucranianas controlan un centenar de localidades y alrededor de 1.000 km2, un hecho humillante para las autoridades rusas, empezando por presidente Vladimir Putin.
Las informaciones sobre la situación en la zona son mínimas por falta de acceso y el número total de civiles que viven allí no se ha hecho público.
Decenas de miles han huido de los combates, afirman las autoridades rusas. Pero "varios miles" --principalmente ancianos, mujeres y niños-- se han quedado, dice a AFP el portavoz del comando ucraniano en este territorio, Oleksi Dmitrashkivski, desplegado allí desde mediados de agosto.
Las condiciones de vida son austeras y los civiles recurren a sus reservas y huertos. Las tropas ucranianas afirman que regularmente les distribuyen comida, agua y medicinas.
Las tiendas y farmacias están cerradas, la electricidad y la red de telefonía móvil están cortadas y el ejército ruso bombardea la zona intensamente desde el inicio de una contraofensiva en septiembre, explican varios militares ucranianos.
Al menos 23 civiles han muerto en estos bombardeos desde finales de agosto, afirma el coronel Dmitrashkivski. AFP no ha podido verificar estas declaraciones de forma independiente ni establecer cuántos civiles han muerto por fuego ucraniano.
- Sin resistencia -
Los soldados contactados aseguran que no han encontrado resistencia por parte de la población local.
"Algunos incluso nos saludan en nuestro idioma", se exclama Andrii, otro militar. En esta región fronteriza, muchos hablan una mezcla de ruso y ucraniano.
Esta amabilidad responde probablemente a la ayuda recibida o al hecho de que "estamos armados y evitan expresar sus verdaderos sentimientos", afirma este soldado.
El coronel Dmitrashkivski cuenta que, al principio, los civiles rusos estaban "aterrorizados" y "se escondían" al ver a soldados ucranianos, a quienes Moscú ha presentado durante dos años y medio "como monstruos".
Ahora, "los habitantes locales ya no tienen miedo del ejército ucraniano", asegura otro soldado, Serguii. "Cuando ven un vehículo militar, se acercan, preguntan si distribuye ayuda humanitaria", afirma.
De todos modos, él prefiere limitar el contacto: "Basta con una coexistencia educada y discreta".
El ejército ucraniano no quiso comentar los reportes de la prensa sobre presuntos saqueos cometidos por algunas de sus tropas.
- "Pura provocación" -
AFP no ha podido entrar en la zona ni hablar con los civiles que se quedaron allí debido a la falta de cobertura telefónica, con lo que no puede confirmar las declaraciones de estos militares.
En Kiev, las autoridades ucranianas aseguran respetar el derecho humanitario y buscar la transparencia, motivo por el que han invitado a la ONU y al Comité Internacional de la Cruz Roja a visitar la zona.
El Kremlin considera esta oferta una "pura provocación" pero, al mismo tiempo, las autoridades rusas no ofrecen muchos detalles sobre la ocupación ucraniana.
"La situación en las zonas controladas por los combatientes ucranianos es por supuesto una situación de crisis y se rectificará a su debido tiempo", se limitó a declarar el 20 de septiembre el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en respuesta a una pregunta de AFP.
Y si la belicosa portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, María Zajárova, acusó a Kiev de establecer "campos de concentración", Peskov desestimó la acusación y dijo que no hay informaciones en este sentido.
Los civiles que huyeron de la zona ocupada y escaparon a otras zonas de Rusia, contactados por AFP, hablaron de destrucciones masivas y de la imposibilidad de comunicarse con sus allegados.
"Ahora no podemos ir allí, nadie puede regresar (...) Muchas personas mayores se quedaron y no podemos contactarlas para saber qué ha pasado con nuestros animales y nuestras casas", cuenta Elena, que huyó de la localidad de Sudzha y prefiere no dar su apellido.
- Contrapropaganda -
El coronel ucraniano Dmitrashkivski reconoce que, al llegar a la zona, le entraron ganas de "ser duro" con los civiles rusos como una especie de venganza por el sufrimiento infligido por Moscú a Ucrania.
Pero ahora su pensamiento es otro: "Simplemente siento lástima por esta gente" que "ha sufrido un lavado de cerebro".
Incluso ha iniciado por cuenta propia una misión de contrapropaganda "con fines educativos" y enseña a los civiles las exacciones cometidas por el ejército ruso en Ucrania.
Con su ordenador portátil, va casa por casa para presentar un boletín informativo sobre la guerra y un documental sobre Bucha, una localidad cercana a Kiev donde los soldados rusos están acusados de haber masacrado a cientos de civiles en la primavera boreal de 2022.
Con este mismo objetivo quiere lanzar un pequeño diario impreso bautizado "Viento de Kursk" que distribuye a los locales.
Estos son en la práctica prisioneros, confirma no obstante el coronel. Y no podrán marchar si los beligerantes no acuerdan un corredor humanitario. Por ahora, no hay ninguna negociación en este sentido.
(N.Lambert--LPdF)