¿Y si en realidad las presidenciales de EEUU no están tan reñidas como parece?
Las encuestas muestran una contienda extremadamente reñida entre Kamala Harris y Donald Trump por la Casa Blanca. Sin embargo, expertos advierten que, al final, la diferencia entre ambos candidatos puede ser mucho mayor de lo esperado.
Según los sondeos de opinión más reputados, la vicepresidenta demócrata y el exmandatario republicano están codo a codo en los estados clave que posiblemente definan las elecciones presidenciales de este 5 de noviembre.
El lunes por la tarde, por ejemplo, el recopilador de encuestas FiveThirtyEight daba a Harris y Trump un empate con el 47,8% de los votos en Pensilvania, un ajustado 47,4% frente a 47,7% en Nevada y una diferencia de apenas un punto porcentual en Wisconsin, Míchigan y Carolina del Norte.
Pero no todo el mundo está convencido de que esta sea una competencia tan ajustada.
- ¿Inverosímilmente reñida? -
"De hecho, las encuestas por estados muestran no solo una carrera extraordinariamente reñida, sino inverosímilmente reñida", considera Joshua Clinton, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee.
En un estudio publicado esta semana por la NBC, este especialista en sondeos cuestiona la "similitud" de los resultados -con pocos decimales- de las encuestas de opinión disponibles, sugiriendo que quizá sean los encuestadores y no los votantes quienes estén detrás de esta casi unanimidad.
"Una encuestadora temerosa que obtiene un margen de cinco puntos en una carrera reñida puede optar por ajustar sus resultados para que coincidan con lo que muestran otras encuestas, a fin de que su sondeo particular no dañe su reputación", explicó.
También hay que señalar que los institutos de encuestas están a la defensiva, enfrentados a costos financieros y a las crecientes dificultades para llegar a los votantes en la era de los teléfonos inteligentes que filtran las llamadas.
Además, la experiencia de las últimas elecciones presidenciales estadounidenses no invita a respaldar sus predicciones sin reservas.
Las encuestadoras se equivocaron tanto en 2016 (victoria de Trump sobre Hillary Clinton) como en 2020 (derrota de Trump ante Joe Biden).
La primera vez, por subestimar la categoría de "blancos sin título universitario" entre los votantes que dieron la victoria al republicano. La segunda, a pesar de correcciones adoptadas, por infravalorar una vez más el voto a Trump y considerar de más el dirigido a Biden.
Bastaría un error de este tipo para que los siete estados clave fueran ganados el martes por Trump o Harris, una hipótesis que nadie puede descartar.
- El precedente Carter/Reagan -
Entrevistado por la AFP, W. Joseph Campbell, profesor de la American University de Washington, confirmó que se ha planteado "si los encuestadores no están maquillando demasiado sus datos, para alinearse con los resultados de los demás".
"Es un fenómeno difícil de probar, pero que se sospecha, y se llama instinto de rebaño", señaló. A continuación, mencionó otro famoso precedente, el de las presidenciales de 1980.
"Todas las encuestas mostraban una carrera muy reñida entre el presidente Jimmy Carter y el republicano Ronald Reagan. Y Reagan acabó ganando casi por goleada, por casi 10 puntos porcentuales. No digo que eso vaya a repetirse en 2024, pero es algo a tener en cuenta", acotó.
(A.Monet--LPdF)