Malos tiempos para las democracias liberales tras un año electoral récord
Las democracias liberales salen más frágiles que nunca de las decenas de elecciones celebradas en 2024, favoreciendo de facto las derivas autoritarias, a causa de una crisis de confianza, paisajes políticos fragmentados y un auge de los extremos y los populistas.
De México a India, pasando por la Unión Europea, más de la mitad de la población mundial en edad de votar estaba llamada a las urnas en 2024, aunque las miradas estaban puestas sobre todo en Estados Unidos, guardián autoproclamado de la democracia en el mundo.
Aunque los electores castigaron al gobernante Partido Demócrata por no haber sabido controlar el alza de precios, las repetidas amenazas del victorioso candidato republicano Donald Trump al Estado de derecho no asustaron a sus partidarios.
Si aplica su programa, "Estados Unidos vivirá el ataque más violento contra los contrapoderes y las libertades civiles de su historia en tiempos de paz", asegura el investigador estadounidense Larry Diamond, en la revista Foreign Affairs.
"Estamos en un momento peligroso y no sólo en Estados Unidos", confirma Max Bergmann, del grupo de expertos Center for Strategic and International Studies (CSIS).
El modelo democrático construido en 1945 al término de la Segunda Guerra Mundial y consolidado con la caída del bloque soviético a fines del siglo XX retrocede desde hace dos décadas.
Y está cada vez más amenazado, según un informe de la organización estadounidense Freedom House, que alerta del aumento de la violencia y la manipulación que ensombrecieron varias elecciones.
- Países ingobernables -
El año 2024 vio sin sorpresas la reelección de autócratas "duros" como Vladimir Putin en Rusia (con un 87% de votos) y de Ilham Aliyev en Azerbaiyán (más del 90% de votos), así como la de Nicolás Maduro en Venezuela, con un 52% de votos según la autoridad electoral, pese a que la oposición reivindica la victoria.
En algunas democracias "híbridas", sus dirigentes mantienen el control, aunque enfrentan oposiciones organizadas y determinadas, como en India y en Turquía, donde Narendra Modi y Recep Tayyip Erdogan encajaron retrocesos electorales.
El Salvador, cuyo presidente Nayib Bukele "forzó la Constitución para presentarse a la reelección", se inscribe también en esta línea de "deterioro" de las democracias liberales, explica Carlos Malamud, analista del centro de reflexión Real Instituto Elcano, para quien el "autoritarismo" se recrudece en este país, donde el régimen de excepción está vigente desde marzo de 2022.
En México, donde el partido gobernante Morena se impuso con mayoría en las elecciones de 2024, podría también acentuarse una "deriva hacia el populismo y el autoritarismo", según este experto, en referencia a una polémica reforma judicial que permitiría a dicho partido "controlar en breve" el poder judicial, tras el poder legislativo y la presidencia.
Pero la situación preocupa también en democracias donde los comicios se consideran más libres.
En Europa "vemos políticas cada vez más polarizadas y fragmentadas", con las que "se vuelve cada vez más difícil lograr compromisos y gobernar" hasta el punto de romper coaliciones, según Bergmann.
En Alemania, la alianza de los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz con los liberales y los ecologistas se rompió en noviembre y abrió una crisis política de resultado incierto.
Y en Francia, las elecciones legislativas anticipadas dejaron una ingobernable Asamblea (cámara baja) dividida en tres bloques --izquierda, centroderecha y extrema derecha--, sin mayorías claras.
- Desconfianza -
Esta volatilidad se explica especialmente por "una crisis de confianza sin precedentes desde 1945 en los partidos políticos y en los medios de comunicación", explica Bertrand Badie, experto en Relaciones Internacionales en la universidad Sciences Po.
"Hay un verdadero desgaste de la oferta política (...) En Francia o en Estados Unidos, ¿qué proponían Macron o [Kamala] Harris más allá de impedir que sus rivales --la extrema derecha de Marine Le Pen y Trump-- llegaran al poder? Esto plantea un gran problema de legitimidad", agrega.
Muchos electores se aferran a argumentos como la lucha contra la inmigración, la inseguridad y la mejora de su poder adquisitivo, y optan por personalidades que encarnan una cierta autoridad, como el húngaro Viktor Orban, Bukele o Trump.
"El planeta y las sociedades viven una gran transformación. La globalización liberal ya no proporciona respuestas a millones de personas preocupadas por estos cambios, a veces radicales, en la forma de vivir con los demás, de desplazarse o de producir", asegura Gilles Gressani, director de la revista geopolítica Le Grand Continent.
"La consecuencia es que hay una demanda cada vez más fuerte de detener el cambio y, como esto parece cada vez más improbable, surge la tentación ilusoria de replegarse", subraya.
(P.Toussaint--LPdF)