Un juez de la CIJ, Nawaf Salam, es nombrado nuevo primer ministro de Líbano
El presidente libanés, Joseph Aoun, nombró este lunes a Nawaf Salam, el juez que preside la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya, como nuevo primer ministro tras una serie de consultas parlamentarias en el país, sumido en una grave crisis.
La candidatura de Salam, de 71 años, fue apoyada por las fuerzas políticas contrarias al movimiento chiita proiraní Hezbolá, un actor político de primer orden en el país, pero que salió debilitado de su última guerra contra Israel.
Tras una serie de consultas parlamentarias, el nuevo jefe de Estado anunció el lunes que "convocó al juez Nawaf Salam para confiarle la formación del gobierno".
El magistrado, presidente de la CIJ, está actualmente en el extranjero, pero "está previsto que regrese" el martes a Líbano, anunció la presidencia.
Aoun, comandante en jefe del ejército libanés, fue elegido como presidente de la República de Líbano el 9 de enero con el respaldo de Estados Unidos y Arabia Saudita, tras más de dos años de vacancia del cargo debido a las divisiones políticas y en un contexto de grave crisis económica.
Hasta ahora, Líbano estaba dirigido por un gobierno interino liderado por el primer ministro saliente, Nayib Mikati.
El nuevo primer ministro enfrenta grandes retos como la implementación de reformas económicas para satisfacer a los donantes internacionales.
También el de reconstruir amplias zonas del territorio, tras la guerra entre Israel y Hezbolá, e implementar el acuerdo de cese el fuego del 27 de noviembre, que puso fin al conflicto.
De acuerdo con el sistema de reparto de poder en Líbano entre confesiones, la presidencia de la República le corresponde a un miembro de la comunidad cristiana maronita, el cargo de primer ministro recae en un musulmán sunita y el presidente del Parlamento en un musulmán chiita.
- Candidato del cambio -
En el fragmentado Parlamento de Líbano, que tiene 128 diputados, 78 respaldaron la candidatura de Salam. Nueve apostaron por Mikati mientras que otros 35, incluidos los de Hezbolá, decidieron no apoyar a ningún candidato.
Los partidarios del magistrado lo ven como una figura imparcial capaz de llevar a cabo las reformas que necesita el país. Mikati, en cambio, es visto por sus detractores como un personaje influido por Hezbolá.
El legislador George Adwan, del partido cristiano Fuerzas Libanesas, afirmó que es hora de que Hezbolá se centre en el "trabajo político". "La era de las armas ha terminado", insistió, tras respaldar a Salam.
En virtud del acuerdo de alto el fuego con Israel, la debilitada formación islamista debe retirar a sus fuerzas al norte del río Litani, que demarca la zona meridional del país.
También debe desmantelar sus infraestructuras militares en el sur de Líbano, que desde hace décadas fue su bastión, para facilitar el despliegue del ejército y de los cascos azules de la ONU.
El diputado independiente Melhem Jalaf explicó que apoyó a Salam por considerarlo un candidato del cambio.
Una fuente cercana a Hezbolá declaró a la AFP antes de las consultas del lunes que tanto el grupo como su aliado, el movimiento Amal, apoyaban a Mikati.
La portada del lunes del diario Al Akhbar, próximo a Hezbolá, afirmó a su vez que la candidatura de Salam suponía un "golpe de Estado total de Estados Unidos", después de que Washington respaldase a Aoun para la presidencia.
"Podemos sospechar que lo que preocupaba a Hezbolá era el hecho de que Salam es un abogado muy apegado al Estado de derecho y al respeto de las instituciones", analizó el politólogo Karim Bitar.
En su opinión, el movimiento financiado por Irán "tendía a percibirlo como demasiado prooccidental, y esto se acentuaba por el hecho de que era embajador de Líbano ante Naciones Unidas".
(M.LaRue--LPdF)