Le Pays De France - Mozambique vive una paz precaria en el norte, donde persiste la amenaza yihadista

Paris -
Mozambique vive una paz precaria en el norte, donde persiste la amenaza yihadista
Mozambique vive una paz precaria en el norte, donde persiste la amenaza yihadista / Foto: © AFP

Mozambique vive una paz precaria en el norte, donde persiste la amenaza yihadista

Una columna de vehículos blindados ruandeses se detiene frente al puesto administrativo quemado por yihadistas, donde soldados mozambiqueños hacen guardia con fusiles Kaláshnikov al hombro.

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En Quionga, este inusual despliegue de fuerza intriga. Es la última aldea al final de la carretera que lleva a la frontera con Tanzania, en el extremo de Cabo Delgado, una provincia pobre de mayoría musulmana en Mozambique que lleva cinco años sufriendo ataques de grupos armados afiliados al Estado Islámico (EI).

Durante varios meses, Quionga fue una base para los integristas shebabs que lanzaron ataques a ambos lados de la frontera, su principal ruta de suministro.

Pero la llegada de las fuerzas ruandesas en agosto de 2021 trajo una relativa seguridad que permitió a la mayoría de los desplazados regresar a sus casas.

En este día a principios de octubre, la escolta acompaña a altos funcionarios en visita. Es la primera operación conjunta de las fuerzas ruandesas con el ejército mozambiqueño después de más de un año sobre el terreno.

Los generales se felicitan mutuamente por su cooperación frente a un hospital de campaña en presencia de fotógrafos de prensa invitados.

En tiempos normales, la zona es prácticamente inaccesible a la prensa sin escolta y las autoridades mozambiqueñas huyen de las entrevistas.

El ejército ruandés demuestra confianza. Quiere convencer de la eficacia de su modelo de cooperación y presume de haber asegurado los barrios de Palma y Mocimboa de Praia, antaño focos de yihadistas.

- Incidentes de seguridad -

"Los únicos incidentes registrados son ahora ataques aislados en los que participan muy pocos individuos, los insurgentes ya no tienen grandes bases. Podemos decir, en gran medida, que han sido derrotados", afirmó el general Ronald Rwivanga, portavoz del ejército ruandés.

Pero este optimismo es desmentido por la oenegé estadounidense Acled, que registra los incidentes de seguridad en la región. Expulsados de sus bases, los shebabs se dispersaron por el este y sur de la provincia, donde siguen perpetrando atentados regulares en zonas que antes no sufrían con la violencia.

En septiembre, cuatro ataques dejaron otros 12.000 desplazados de un total de un millón desde 2017, según la ONU.

Mientras continúan los ataques contra los civiles, los recursos naturales de la provincia son el centro de atención. El gobierno mozambiqueño espera la reanudación del megaproyecto de gas natural del grupo francés TotalEnergies, que suspendió oficialmente sus operaciones desde marzo de 2021.

La base de Afungi es un enclave fuertemente protegido, construido con un costo de unos 16.000 millones de dólares por el gigante petrolero en la costa arenosa de una región especialmente pobre. Sus luces de neón forman un gran halo que ahuyenta la noche del horizonte.

Al borde del río, las excavadoras trabajan a los pies de las gigantescas barcazas de construcción que esperan ser enviadas a alta mar, donde se realizará la extracción.

En el interior del complejo, cientos de barracones nuevos y un gimnasio de alta gama están vacíos. Los soldados mozambiqueños y ruandeses en el sitio, así como los empleados que permanecen allí, han recibido instrucciones de no conceder entrevistas.

Se rumorea que las operaciones podrían reanudarse pronto, pero el gigante petrolero ha expuesto públicamente sus condiciones: el regreso de los refugiados y el fin de los ataques armados, una perspectiva lejana.

- "Faltan servicios de inteligencia" -

Las fuerzas ruandesas sólo están presentes en dos distritos de los 16 que componen la provincia, y las fuerzas de países de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC), también presentes desde hace un año, luchan por asentarse.

Ningún líder yihadista ha sido detenido y los grupos armados siguen siendo un misterio.

"No entendemos cómo funcionan ni cómo logran seducir a las poblaciones. Faltan servicios de inteligencia", observó Mirko Manzoni, enviado de la ONU para Mozambique.

En cuanto al ejército mozambiqueño, sin financiamiento adecuado y mal entrenado, todavía suscita desconfianza.

Las fuerzas locales carecen de vehículos y realizan pocas patrullas. Aparecen a menudo como barreras endebles en las carreteras cercanas a las aldeas, donde los soldados esperan bajo los árboles.

"¿A quién van a detener con eso? Es solo para extorsionar a la población", comentó un oficial ruandés en condición de anonimato.

En la aldea Mute, una multitud se reúne para celebrar el funeral de un hombre que murió tras ser golpeado por soldados mozambiqueños. Alrededor de 20% de los incidentes registrados en la zona se atribuyen a las fuerzas armadas, según Acled.

Al igual que la Unión Europa, que contribuye con la formación de las tropas mozambiqueñas, Ruanda se comprometió a reformar las fuerzas de seguridad, un requisito para el traspaso de las riendas, aunque no tiene una fecha límite.

"No creo que pueda dar un calendario, es un proceso largo", admitió el general Rwivanga.

(F.Bonnet--LPdF)